Exquisitamente narrada y filmada en "escenarios naturales", la cinta se hace eco de la trama de "La Invención de Morel" de Adolfo Bioy Casares y se puede considerar, quizás, como la primera obra de ciencia ficción moderna y original surgida en el Río de la Plata. En un hospital neuropsiquiátrico se establece una relación muy especial entre un médico (Lorenzo Quinteros), a cargo de una de las salas, y Rantés (Hugo Soto), un joven alienado que aparece súbitamente diciendo ser la materialización holográfica de un ser extraterrestre. Pero la película no se centra el elemento de la ciencia-ficción (ni tampoco resuelve si Rantés es o no alienígena) sino que deja el interrogante de qué tan cuerdo son los locos y que tan locos están los seres humanos que gozan de "sanidad mental".





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