La escritora y narradora Ana María Bovo presentó su mundo de relatos e historias plasmadas a través de fotografías conjugadas con la magia de las palabras que se transforman en un vínculo invisible con el público.Fue invitada por la Fundación Osde para participar en el cierre de gala del Primer Congreso Internacional de Infancia y cultura que se desarrolló el miércoles en el Centro del Convenciones de la capital provincial. En una conferencia de prensa, Bovo contó sobre su espectáculo de foto-relatos, que cuenta con un monólogo cargado de diversas imágenes e historias que atrapan al público a través de la mirada, la voz y los gestos de esta magnífica escritora, quien hace un par de años visitó la tierra colorada con una obra referida a “Los Puentes de Madison” de Robert James Waller. “Suelo tomar fotos con el celular y genero, hablando de este tema de la tecnología, capto un instante y a partir de ahí me doy cuenta que hay material para un relato, tengo algunas fotos que estan esperando por su relato y otros relatos que estarán esperando por una foto”, contó la artista, quien también suele presentar su repertorio clásico que expresa su identidad, y que muchas veces el público pide que vuelva a contar algunas de esas historias que siempre están presente. En cada presentación, la profesional conjuga sobre el escenario los más diversos relatos, algunos breves y otros que se presentan extensos, pero cargado de situaciones ágiles y difíciles. “Lo más peligroso para un relato es que se instale en una meseta, este tiene que estar lleno de accidentes en el mejor sentido, sea en modo de decirlo o en las vicisitudes que les ocurre a los personajes para que el público esté atento. Esa es la tarea más ardua y más hermosa que es entretener”, definió. Comienzo de la magiaAna María Bovo comenzó a trabajar desde joven como maestra jardinera en una salita de cuatro y cinco años, éste fue el espacio donde nació su pasión por contar las historias más increíbles y llevar a sus alumnos a ese mundo cargado de magia y encanto, hasta que en una oportunidad, la docente recibió la visita de un narrador santafesino quien con el hechizo de una historia despertó en ella esa magia de contar y transmitir secretos que los libros transmiten. “Años más tarde empecé en los colegios secundarios, que era otro desafío porque por lo general los jóvenes tienden a desconfiar, tienen una actitud más desafiante, y vi que la literatura, en el mejor sentido podía con ellos, porque se interesaban, y después me lancé a narrar con el público en general y ahora estoy cumpliendo 30 años como narradora de historias, un recorrido muy largo y lo siento como una necesidad expresiva que me acompaña siempre, osea me preguntan ¿porqué se produce un hechizo, porqué una historia me ha hechizado”. Lo moderno y lo tradicional Con respecto a las nuevas tecnologías implementadas en los sistemas de comunicación como los teléfonos celulares o tablet, que de muchas maneras reemplazan la comunicación de manera directa entre el adulto y el niño, la profesional opinó que el mundo audiovisual y el narrativo son lenguajes que se pueden complementar, y resaltó que el relato narrado entre dos personas nunca será reemplazado. “Me parece que la narración oral tiene un cara a cara con un niño, una voz que va hacia él con un relato, una pregunta que vuelve, aún en la penumbra cuando se encuentra en el borde de la cama, hay algo que viene de la mano de la voz del adulto que es irremplazable, es otra banda sonora que no está precodificada, es de un aquí y ahora, irrepetible que alimenta tanto como el sueño y la comida”.En este sentido, agregó que “los niños más narrados por sus padres o los adultos de la casa, tienen mayor comprensión lectora de la situaciones de un libro, al haber escuchado cómo los personajes de la historias resolvían sus problemas, por supuesto que eso puede pasar en la historias que suceden en un videojuego, pero en general son más esquemáticas las situaciones o los prototipos. Tampoco creo que la tecnología se ha planteado derrotar al relato oral, pero cuando aparece la propuesta la respuesta aparece”. Esto muchas veces se refiere a que las tecnologías reemplazaron al tiempo que los adultos no pueden ofrecer a los pequeños. Un buen narrador Generalmente, cada individuo tiene la capacidad de contar una historia o ser el centro de atención a través de las palabras en cualquier relato, pero en algunas ocasiones el protagonista debe sentirse cómodo en su historia. “Me ha pasado que me pidieron un repertorio completo sobre Manuel Belgrano, dije que no tenía tantos relatos sobre él, entonces había una novela, ‘Las batallas secretas de Belgrano’ de María Esther de Miguel, que en sus últimas páginas relata la muerte del prócer en la pobreza y que la hermana levanta la tapa de mármol de la cómoda, para hacer la lápida de Belgrano”. Con ese breve relato de dos minutos, la escritora realizó un homenaje al prócer y luego siguió con su repertorio habitual. “Si no estoy enamorada de la historia es muy difícil que la pueda transmitir y otro peligro sería que yo esté tan enamorada, que no repare en qué tipo de auditórium tengo, porque en función de eso tengo que decidir qué cuentos convienen, por su disuación, temática, perfil del público, osea que hay un trabajo de selección de cuentos pero lo fundamental es que la historia tenga que tener: conflictos, climas y mientras vos estés prendada de la historia va a funcionar”, explicó. Con respecto a los cambios de hábito de los niños, la profesional aclaró que hace bastante tiempo no brinda narraciones para esta parte del público, pero siempre en cada reunión familiar o de grupos pequeños, Ana María recrea aquellos cuentos y siente que la emoción que produce un cuento en un niño se mantiene inalterable.“Siento que el hechizo esta fresco, que la entrega es total, puede ser que necesites llenar con problemas los relatos porque la velocidad del video juego o del dibujo animado tiene tanto vértigo que suceden tantas cosas en quince segundos que no podes abandonarte a una larga descripción de cómo estaban vestidos los personajes porque el público te abandona antes, entonces en ese sentido la dinámica de los relatos tienen que variar, en la medida de que haya un conflicto, porque a veces pasa que hay mucha crueldad en los juegos, como antes los había en los cuentos tradicionales como el de los Hermanos Grimm que estaban pensados para adultos y que terminaban siendo aleccionadores para los niños”Bienestar en los niñosFinalmente, la profesional comentó sobre el bienestar que produce el contar historias, en el individuo desde su niñez, “cuando narras y un niño te mira de soslayo y vos le dedicas la narración, eso opera de un modo casi mágico y terapéutico, porque se los estas ofrec
iendo cara a cara, hay una entrega, un vínculo que no te lo puede dar el juego, la mirada al dedicar un relato restituye muchas cosas de la autoestima del menor”, finalizó.





Discussion about this post