La Catedral capitalina, joya arquitectónica de los posadeños, refaccionada y pintada en muchísimas ocasiones, “guardó” hasta hace poco -quizá, gracias a la providencia o porque las pinceladas de los trabajadores que la acondicionaron nunca se hicieron tan a fondo- un único vestigio de la decoración original que no había sido tocado…hasta entonces.Ocurre que el descubrimiento duró un abrir y cerrar de ojos. La autora de la foto, Antonella Bortolotti pudo tomar una única fotografía con el celular e inició a partir de allí una investigación de su historia, para que las paredes -hoy pintadas de blanco- no se queden “mudas”. Fue un descubrimiento que no se entendió, ya que la pared fue inmediatamente pintada de blanco (el mismo destino ya habían corrido todas las demás), sin embargo la imagen que pudo tomar Antonella sirve como parte imprescindible del “rompecabezas” de la historia y la memoria colectiva. “En el 2008, en oportunidad de un mantenimiento que había que hacer en el reloj de la Catedral, mi padre (don Sergio Bortolotti) y yo habíamos acompañado a Juan Muhn, en una de sus recorridas habituales para darle una mano con el trabajo. Ya era una persona de 90 años, para llegar al reloj había que pasar unos cuantos escalones y cuidábamos”, recordó mientras detiene la mirada en la fotografía y regresar a ese instante atrapado gracias a la cámara del celular. “Fue una casualidad, o no, pero si llegábamos media hora más tarde no íbamos a tener el registro”, reflexionó.“No se pudo hacer nada más porque al otro día, en un abrir y cerrar de ojos, la pared ya estaba absolutamente pintada de blanco. No quedó nada salvo la foto”, explicó resignada. Ese día -que quedó fijado para siempre en la mente de Antonella, y en la foto- se estaba procediendo a la restauración del órgano; habían sacado todos los tubos que estaban sujetos sobre la pared y eso dejó al descubierto la única parte de la pintura original de la Catedral: por un lado, un fondo rojo borravino oscuro, en el medio de los cuadros flores de lis blancas, lo mismo en cada vértice y una imagen que -como están difusas- parece un cáliz o bien cítaras. En la parte exterior de la foto muestra el contraste con colores más claros. “Por cada dibujo se utilizaron de tres a cuatro esténciles para lograr los efectos que tuvo”, describió la mujer. “Cuando vimos la pintura quedamos impactados y los jóvenes empezamos inmediatamente a preguntar y mucha gente estudiosa nos contó que era parte de la pintura original de la Catedral. Eso llevó a una búsqueda que implicó revisar archivos históricos y familiares de fotos antiguas”, relató a PRIMERA EDICIÓN.De allí que pudo localizar otra imagen, pero en blanco y negro, de cómo estuvo decorada alguna vez la iglesia.“Al menos podemos saber de qué color era, porque todas las que habían sido tomadas originalmente eran blanco y negro. La calidad no es la mejor pero sirve para entender las figuras. Esto va a poder quedar para consideración de las generaciones futuras, saber que no siempre las cosas fueron así. Antes la fachada de la Catedral era de ladrillo a la vista, por ejemplo y creo que nadie se la imagina así”, explicó la mujer. Autor desconocidoNo se dice por ningún lado quien tuvo a su cargo la obra de bellas artes; es muy posible que haya sido obra del arquitecto Alejandro Bustillo quien para la década del ‘30 interviene en el edificio de la Catedral, completando la fachada, tal como la observamos ahora. Fue en aquel entonces que se construyeron las dos torres y las refacciones habían incluido la colocación del piso y ampliación de las tres naves. Bustillo era un devoto de las bellas artes, y no sería desacertado pensar que ideó los esténciles para la compleja pintura.Los primeros registros con esténcil datan de la Antigua China que se trasladan a Europa para la pintura de los castillos y las catedrales y recién en el siglo XX en algunas iglesias de la Argentina.Son plantillas de forma cuadrada y cada uno de ellos se pinta a mano de forma independiente. “Hoy si averiguás con los arquitectos te dicen que eso no se puede reproducir, porque es un trabajo tan difícil que no hay personas que lo hagan. No se puede recuperar, quizá en las partes donde no tienen tantas capas de pintura blanca, pero el resto ya no creo”.“Como proteccionista de la historia trato de proteger todo lo que nos queda de legado, pero a veces por una cuestión de gustos o de decisiones se tapan algo que es irrecuperable”, analizó. RegistroLa fotografía se mandó a Casa de Gobierno, y se supone que quedó registro. “La idea es no perder el relato histórico, es algo que está en tratativa con Patrimonio de la Provincia para que quede para las generaciones futuras”, aseguró. “Hay mucho interés de la gente por conocer estos hallazgos, por eso en un momento de la investigación nos compartieron la foto original de la Catedral y la verdad es que cuando la gente descubre el trabajo que lleva hacer una pintura como ésta, es cuando recién se valora y se le da la importancia que tiene”.





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