A poco más de un año de haber fallecido en un accidente de navegación, el proyecto de Douglas Tompkins en Argentina y Chile va camino a sufrir una profunda transformación que muchos interpretan directamente como una retirada de esta parte del mundo. A través de MBA Lazard -filial en Buenos Aires de la firma estadounidense especializada en banca de inversión y manejo de activos-, los herederos del creador de marcas como North Face acaban de poner en venta dos estancias que el magnate posee en la provincia de Entre Ríos y una en Corrientes.Según confirmaron a iProfesional fuentes cercanas a la familia Tompkins, los establecimientos que se ofrecen en el mercado internacional son Laguna Blanca, El Tránsito y Malambo, campos que totalizan más de 17.200 hectáreas.Las tierras en cuestión ya habían sido objeto de evaluación para una potencial venta a mediados de 2014, cuando el mismo Tompkins frenó la actividad productiva que se llevaba adelante por efecto de lo que el magnate definió como “inestabilidad económica y clima político salvaje”.Por la comercialización de los campos en la Mesopotamia, la familia espera hacerse con hasta 50 millones de dólares. Los establecimientos, indicaron desde el entorno de Tompkins, corresponden a lotes adquiridos hace casi 15 años para la producción orgánica de frutas, olivo, nueces, y ganadería ovina y bovina.“También hay producción de miel y plantas aromáticas y medicinales. En su momento hubo tensión en torno a Laguna Blanca ya que, en 2014, el empresario decidió despedir a un grupo de empleados por lo que él decía era una crisis económica inminente. Fue uno de los pocos proyectos a los que Tompkins jamás le encontró la vuelta”, comentó a iProfesional una fuente vinculada al Gobierno de Corrientes.“La venta tras su muerte no nos sorprende”, acotó. El empresario, devenido en conservacionista a partir del año 2002, enfrentó duros cuestionamientos en el último tramo de su vida por acumular bajo su poder hasta 350.000 hectáreas ricas en recursos naturales dentro de la Argentina.Por fuera de sus establecimientos ahora a la venta, el empresario colocó bajo la órbita de Conservation Land Trust (CLT) -fundación que creó en sociedad con su esposa, Kristine McDivitt-, infinidad de campos emplazados en Santa Cruz, Neuquén y Tierra del Fuego, además de Corrientes y Entre Ríos.Una de las superficies estratégicas que se aseguró Tompkins a través de CLT fue la reserva natural Iberá, un área de más de 500.000 hectáreas abundante en bañados y vegetación y hoy sujeta a un plan de protección de diferentes especies. Los Esteros del Iberá Consultados por el futuro de la reserva de Iberá tras esta decisión de la familia Tompkins de desprenderse de tierras, desde CLT aseguraron que la puesta en venta de otros campos no modifica en nada las acciones de la fundación ideada por el empresario en lo que hace a recuperación de ecosistemas.“Las que están en posición de venta son propiedades personales del señor Tompkins y no así superficies en los esteros. La zona de Iberá está dentro de la potestad de la fundación y ese control no puede ser retroactivo y quedar bajo dominio de la familia. La sucesión no debe mezclarse con el trabajo que estamos haciendo”, aclaró Marian Labourt, vocera de CLT.La responsable de comunicaciones afirmó que la organización continuará con su compromiso de “recuperar” áreas con hábitats dañados y que ya prevé la entrega al Estado nacional de 150.000 hectáreas de espacios verdes.




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