Señora Directora: Muchos años atrás vi en una ocasión a un jinete montado sobre un noble caballo y a todo galope quería ensartar la sortija. Al menos en quince intentos y no tuvo suerte. La verija del pobre animal ya sangraba por la criminal espuela.Lo que pasó después fue que el desalmado hombre, de castigo, no le dio agua ni alfalfa al animal.Años atrás en Guaymallén (Mendoza) la Policía irrumpió en un local nocturno donde clandestinamente hacían pelear a perros especialmente entrenados, previas apuestas. ¡Los hacían pelear hasta que uno de los dos caninos estaba muerto!La Policía se llevó a nueve personas al calabozo de una seccional. Como la Justicia siempre se lava las manos, seguramente al otro día todos habían recuperado la libertad.Dos meses atrás, en la localidad de San Fernando (cerca de Tigre, Buenos Aires), dos personas ataron un perro a su vehículo y lo arrastraron por varias cuadras. Hasta que el pobre animal murió por asfixia y los golpes.La semana pasada otra, ató a su perro a una camioneta 4×4 y lo hizo correr durante varias cuadras hasta que alguien logró detener esa marcha inhumana. Ni idea cuál fue el argumento.Esto es solo lo que se difundió o se vio. Mi pregunta es: ¿ningún concejal o diputado del país creyó necesario hacer algo para que esto no se repita? ¿Acaso se tomó sólo cinco minutos para sentarse y pensar que eso debe prohibirse y castigar a los infractores?¿Ningún funcionario municipal, provincial o nacional tiene la humana sensibilidad de no permitir las brutalidades que se comenten durante las “fiestas” de doma y folclore?La televisión mostró carreras de galgos (otra asesina barbaridad de la especie humana), donde además el pobre perro que perdió, además de no poder más ni estar parado, cobró una paliza de su “dueño” por no haber ganado. Unos y otros son responsables de esas prácticas inhumanas. Quienes muestran esas conductas como quienes no las prohíben y los que no las castigan como corresponde.





Discussion about this post