La primera jornada de debate por la muerte de Guido Martín Kachuk frente al Tribunal Penal 1 quedó marcada por la hora y media de intensa declaración del médico cirujano Manuel Ignacio Ibarra (39) acusado de negligente labor durante la madrugada del 22 de febrero de 2011 en la guardia del Hospital Madariaga, desencadenante del deceso del joven de 17 años que había recibido un disparo en el abdomen en un presunto intento de robo.El galeno sorprendió en el arranque del juicio y buscó defender su tarea frente al cuerpo presidido por Eduardo D’Orsaneo y secundado por Martín Errecaborde y Ángel Dejesús Cardozo. Su objetivo buscó remarcarlo con polémicas aseveraciones: “El resultado de este tipo de heridas es mortal”.De acuerdo al auto de elevación a juicio firmado por el juez de Instrucción 2, César Yaya, el estudiante secundario sufrió un shock hipovolémico por el balazo que le dañó la arteria ilíaca en el abdomen.El ataque lo habrían protagonizado los dos encartados restantes, Maximiliano Ángel Acevedo y Ricardo Raúl Ríos, ambos de 24 años, quienes ayer optaron por el silencio amparándose en su derecho.Ibarra, nacido en Corrientes capital y con ingreso de tareas en el hospital Madariaga en 2004, aseguró ayer que: “A la 1 de la madrugada (del 22 de febrero de 2011) me dicen que había un paciente grave, era Guido Kachuk (…) Al tratar de examinarlo era fuerte su excitación psicomotriz, no respondía órdenes y entre los enfermeros tuvimos que sujetarlo para que no se cayera de la camilla. Trato de examinarlo, pero el paciente en ese estado no es un paciente ideal, tenía los músculos contraídos”.“Gritaba y balbuceaba, le palpo el cráneo para determinar si había lesión, con los enfermeros le sacamos el short, pero no le podemos quitar la remera porque se movía. Se la levanto hasta el cuello y busco fracturas costales y abdomen. Sabía que estaba grave pero desconocía la causa, le digo al enfermero que le ponga haloperidol (fármaco antipsicótico) con el fin de poder revisarlo mejor”.Luego Ibarra intentó eludir la sospecha de demora en su procedimiento con afirmaciones relacionadas a la imposibilidad de detectar la herida de tres milímetros que le produjo el balazo al ingresar por la espalda: “El padre (Jorge Kachuk) me pregunta qué estaba pasando y le digo que tenía que descartar lesiones internas e intoxicación y que se debían hacer estudios. Le pregunto también al padre qué antecedentes podría tener, me dice que es asmático, pero le digo que eso no era posible porque no tenía chillidos en el pecho”.“Le pido a una enfermera que le haga un electrocardiograma al paciente, pero no llega a hacerlo ya que el paciente entra en paro cardiorrespiratorio, ello me insume la reanimación, la resucitación, habían pasado quince minutos hasta este momento. Tuve que colocar una vía venosa más cerca del corazón, pasarlo al respirador y colocarle adrenalina y bicarbonato, así logramos sacarlo del paro. Se le pone una sonda vesical y por ella comienza a salir sangre. Ahí nos dimos cuenta que había una lesión interna, podía ser la vejiga o riñón (…) Bajamos para la tomografía. Hasta ese momento nadie sabía que había una lesión de bala porque nadie la vio”.Aseveró que la tomografía finalizó “a las 1.51 y lo llevo directamente al quirófano, antes de las 2 de la madrugada ingresa allí vivo, con pulso y latidos”. “A la hora y media, 3.30 o 4 de la mañana, baja el cirujano y me dice que el paciente se murió y que lo acompañe a decírselo a los padres”.A su turno, la fiscal Liliana Picazo le consultó a Ibarra sobre la ausencia de “una escala de coma Glasgow al paciente”. El médico respondió: “Lo primero que pensé fue el daño neurológico, pero el paciente al estar con excitación no se necesita hacerle la escala”.Picazo también puso en discusión el presunto diálogo de Ibarra con el padre de Guido Kachuk a quien le habría señalado la sospecha que el adolescente se intoxicó tomando una “jarra loca”, peligrosa mezcla de alcohol con ansiolíticos. El acusado sostuvo al respecto que “a la familia le pregunté por la intoxicación, el padre me dice que no podía ser que el chico estaba bien”.La Fiscal insistió y le preguntó: ¿La intoxicación genera abdomen tenso?”, el galeno respondió que “el cuerpo humano manifiesta diferentes respuestas a la misma causa”. Y admitió a su vez: “No advertí aliento etílico en Kachuk”.También logró, la representante de la acusación, que Ibarra admitiera posibles errores en la historia clínica, por ejemplo, que al joven le aplicaron dos dosis de haloperidol y no una sola y que se le colocó sangre. “En la historia clínica obvié cosas, es habitual en los médicos. Es un error, pero a veces se omite detallar algunos puntos, es una falla administrativa en todo caso, porque estamos tratando de salvar gente”.“Si hubiese tenido el dato que tenía una herida de proyectil sobre el abdomen la conducta hubiera sido ir directo al quirófano para la laparotomía. Ya al ingreso del paciente su estado era moribundo, el cirujano hubiera tratado las arterias pero el resultado hubiese sido el mismo, mortal (…) Y el mismo desenlace lo indica la mayoría de los casos en una lesión de la arteria ilíaca o primitiva. Por la cantidad de sangre que perdió el paciente entre media y una hora se produce la muerte. Kachuk murió dos horas después porque se le practicó un tratamiento adecuado, era lo que se tenía que hacer”. “El resultado no hubiera sido distinto si la herida de bala se presentaba con sangre y se detectaba antes”.Fotos: J.C. Marchak





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