Esto genera un grave conflicto: la súper producción de yerba. El temor de esto es que, al sobrar materia prima, los precios se depriman y los productores terminen malvendiendo sus cosechas para que no se pudran en los campos.Ante este panorama se analizan y se discuten diversas acciones. Algunos proponen suspender la cosecha durante el verano, conocida como zafrinha, para reducir el stock, y retomar el año próximo. Otros creen que es conveniente “cupificar” la cosecha, es decir, establecer límites para los productores más grandes (industrias) y garantizar un precio adecuado para todos.Consultado acerca de este escenario, el técnico y productor yerbatero, Juan?José Szychowski, sostuvo que: “No creo que poner cupos o suspender la cosecha de verano sean medidas oportunas, ya que ellas prohíben trabajar a tareferos y peones rurales”.“Una medida de esas características los condenaría al hambre y a la miseria si no se consiguen recursos para sostenerlos en este lapso de tiempo (unos tres meses), que deberían ser unos 300 millones de pesos, monto casi imposible de conseguir”, agregó Szychowski.“Creo que llegamos a esta situación porque el sector no supo tomar las medidas adecuadas, querer hacerle pagar nuestro errores al sector más débil de la cadena me parece muy injusto”, consideró. Pero no se quedó en las críticas y propuso “como medidas correctivas, de efecto inmediato, para salir de la crisis actual: retirar del mercado 30 millones de kilos de yerba mate canchada afectando con este destino los recursos del Inym y otros que se puedan obtener de la Nación y de las provincias de Misiones y Corrientes”.Como segunda medida, el productor sugiere que se debe “controlar el porcentaje de palo para asegurar que la yerba molida tenga el 35% que exige el código alimentario y no más, porque se estima que hay un 10% de polvo de palo agregado. Habría que modificar el sistema de medición del polvo en el Código Alimentario Argentino. Con esta medida reduciríamos la oferta y mejoraría la calidad”, dijo.Por último, a mediano plazo “debemos limitar las plantaciones de los grandes plantadores (tenemos que analizar a partir de cuántas hectáreas) permitiendo a los pequeños productores seguir plantando pequeñas extensiones para mantener su capacidad productiva”, finalizó Juan José Szychowski.Varios productores advirtieron hace más de un año que la situación podría derivar en una súper producción. Hasta el ministro del Agro, José Garay, se manifestó al tanto del tema. Sin embargo, el conflicto ya se encuentra en sus inicios y los sectores con poder de decisión brillan por su ausencia.





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