Muchas veces los que gobiernan no toman en cuenta las múltiples aristas que puede desencadenar una acción irresponsable. Ahora, por el escándalo de las viviendas que el Municipio debía construir en la Aldea Perutí y que nunca las terminó, la líder, cacique Marciana Núñez, se divide entre las presiones del jefe comunal para que se ponga de su lado, y las de la comunidad que exige que el intendente José Ferreira se haga responsable por los supuestos desmanejos de los fondos.Luego de que PRIMERA EDICIÓN publicara los hechos supuestamente irregulares en la administración de los recursos provenientes de Nación, denuncia materializada en el Juzgado Federal por una exfuncionaria municipal, el intendente Ferreira comenzó a ejercer presión sobre la cacique para que no permita ingresar a la comunidad a los periodistas ni a nadie que quiera tomar fotografías de las casas sin terminar.Y por otro lado, la comunidad, que considera que el Intendente los traicionó y que no se merece ninguna protección, por lo que ejercen una presión sobre Núñez para que cuente lo que sabe y que deje que las fotos se tomen y las casas sin terminar se vean.Sin embargo, la decisión no es fácil, pues por un lado tiene a su gente a quien se debe y para quién trabaja, y por el otro el Intendente, quien le habría prometido en persona que terminaría las casas. Pero no es esa promesa la única incomodidad para Marciana Núñez, quien por supuesto que quiere que las casas se terminen, pero a la vez, son muchas otras puertas las que desde la comuna pueden cerrarse, y beneficios que la comunidad recibe por medio del municipio y que la cacique teme perder si el Intendente se “enoja”.El autoritarismo con el que el intendente José Ferreira gobierna el municipio de El Alcázar ha sido noticia de diferentes medios en los últimos meses y los propios vecinos de la localidad han minado las redes sociales con denuncias, fotos y videos con sobrados ejemplos. Sin embargo, respecto a las viviendas, será la Justicia la que determine su grado de responsabilidad. En tanto él, promete terminarlas, como promesa de campaña fuera de campaña. Por ahora la cacique le cree, el resto de la comunidad no.




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