El 25 de mayo, el 20 de junio, el 9 de julio son sólo algunas de las fechas patrias que se conmemoran dentro de la escuela con sus respectivos actos. Rito tan necesario como particular, cada escuela lo presenta con sus características propias y lo confecciona según sus posibilidades. Algo de esto fue lo que investigó María Itatí Rodríguez, licenciada en Comunicación Social, egresada en 2011 de la Facultad de Humanidades de la Unam. El estudio de los actos escolares fue su tema de tesis y lo que la llevó a recorrer varias instituciones para conocer de cerca los ritos y rituales que se ponen en juego llegada la fecha a conmemorar. La importancia de fiestas como el 25 de mayo y las efemérides que sólo llegan a un pizarrón en el patio de la escuela, algunas de las cuestiones que Rodríguez charló con PRIMERA EDICIÓN y que forman parte de su libro “Acto escolar como formato comunicativo”.¿Cómo decidiste estudiar los actos escolares?Más que nada porque siempre me llamaron mucho la atención, aunque uno no pase por la facultad o lo haya dejado en el tiempo, sigue movilizando. Uno escucha el himno porque acompaña al sobrinito a la escuela o si tiene hijos y sigue movilizándose y uno siempre sabe cómo moverse en esos dispositivos. En mi trabajo analizo cuál es la propuesta del acto escolar como un formato. Pienso el acto escolar como una práctica comunicativa ritualizada, con el objetivo de fomentar o instaurar una memoria colectiva nacional.¿Qué objetivos te planteaste?El libro trabaja al acto desde la perspectiva de la semiótica y la comunicación y tiene dos objetivos: desplegar cuáles son los sentidos del acto escolar y las prácticas que están ahí adentro, desde el momento previo, durante y posterior. Uno de los géneros que manejan los actos escolares son las ’formas’, algo muy común en la jerga de los docentes. Pero analizo también cuál es la importancia que se le otorga al poner a un acto ’forma 1’, ’forma 2’ o ’forma 3’, eso le da una jerarquía. Entonces, cuáles son los sentidos que desde la institución, del Consejo General de Educación o desde el Estado, se le quiere dar a determinada efemérides. Por ejemplo…El 25 de mayo es la efemérides símbolo, índice de la Nación. Otras son el 9 de julio y 20 de junio. Ese es el sentido que se le da a la memoria, cuál es la jerarquía que le damos a los hechos, porqué hay hechos más importantes que otros, algunos quedan en el olvido y otros no. Por ejemplo los actos ’forma 4’, que son a los que menos importancia se les da, sólo se los recuerda con una cartelera en el colegio y que generalmente no se hace. Siempre el 25 de mayo tiene más importancia, se puede observar que hay mucha gente en las escuelas, que se alquilan los trajes. Es un día donde no hay clases y esa es la característica de los actos ’forma 1’, se suspenden las actividades y es una oportunidad donde toda la escuela se reúne. Además, la idea de simultaneidad en toda la Argentina. El país se detiene a recordar este tipo de memoria nuestra. Muchas veces a los actos de las escuela se los critica por ser “tediosos”…Es cierto, sin embargo, son importantes porque logran que nos encontremos para recordar que somos parte de la Argentina o de Misiones, algo que no lo pensamos todos los días. ¿Qué cosas se ponen en juego a la hora de realizar un acto en las escuelas?Hay distintas estrategias. En las escuelas de los barrios más alejados se hacen rifas para juntar plata para los chicos, se ocupan los mismos trajes del año pasado. En cambio en las escuelas del centro se nota que hay más producción. Pero aunque sea así, el acto con más despliegue y participación de toda la comunidad lo vi en un barrio de la ciudad, no en el centro. Donde hasta participó el que cuida la escuela con venta de pollos, todo para un fondo común, que es en sí el objetivo del acto, más allá de recordar la Revolución de Mayo de 1810, lo que se busca es juntarnos y volver a revivir el sentido de la colectividad que tenemos.¿Hay diferencias con respecto a años anteriores?Sí, desde el 2009 al 2014, en esos pocos años hubo un desgaste del esquema organizativo. Se perdió la pompa, la dedicación. Pero no es una crítica, son nuevos modos, transformaciones que atraviesa la escuela. Incluso durante el mismo año, los primeros actos como el 25 de mayo es donde participan los más chicos porque son los que menos vergüenza tienen, los padres se preocupan más y después va decayendo hasta el 30 de noviembre u otros actos donde se ve menos participación, menos despliegue de actividades. Los mismos docentes lo reconocen.¿Cómo es la preparación de los actos?En el discurso de la escuela aseguran que los preparativos se inician con un mes de anticipación, pero por lo que observé es sólo una semana o dos. El libro cuenta que el acto no es sólo recordar la Nación, proponer una memoria nacional escolarizada, sino que vamos a aprender un hacer – saber, un hacer – poder. No solamente vamos a respetar a la bandera, sino que también vamos a manejar nuestro cuerpo, cómo nos tenemos que parar y vamos a demostrar a los padres presentes que los chicos saben respetar a la bandera a través de la posición, el disciplinamiento de los cuerpos, cuándo tenemos que hablar, cuándo algo es gracioso, cuándo no, cuáles son los tonos de voz, cuáles los momentos de aplaudir, etcétera. No sólo vamos a recordar una efemérides en sí, sino que vamos a aprender un montón de cosas y vamos a demostrar al público presente, a la directora, a los padres todo lo que aprendimos en el año. Es una instancia para demostrar qué es lo que aprendimos. Eso tiene que ver con la comunicación.¿Cuáles son las conclusiones a las que llegaste?Los actos son un espacio criticado, mirado de reojo, muchas veces no tan valorizado, pero nos seguimos emocionando con ellos. Si lo miramos finamente todos podemos criticarlo pero nadie se imagina la escuela sin un acto escolar. Para mí es un espacio donde seguimos construyendo no solamente una Nación o una idea de Misiones sino también un espacio para volver a juntarnos. Es donde participa la comunidad educativa: padres, docentes y hasta vecinos. Es un espacio donde nos juntamos para recordar algo que somos como barrio, escuela, que hace a nuestra identidad que a la vez es móvil, se construye en cada oportunidad. Aunque el hecho sea el mismo, siempre se van reactualizando, van movilizando los sentidos y así, han cumplido el objetivo.





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