"Hace veinte años organizo la fiesta de los niños. Lo hago a pulmón. Todo el año cocino locro y voy juntando para comprar los premios, pelotas, juguetes. Pero hace un año me operé del corazón y no pude hacer el locro, así que por primera vez pido una ayudita a la comunidad para poder tener los regalos", sintetizó a PRIMERA EDICIÓN Doña Blanquita (71), toda una referente de la chacra 117 del barrio Santa Rita de Posadas. Blanca está jubilada, pero sigue activa, curando ojeos y empachos en la salita de machimbre que construyó en su casita. Hace 25 años vive en un terreno sobre calle 117, frente a la cancha de fútbol donde cada año tiene lugar la gran fiesta de niños de esa chacra y también de la 115 y 118. Blanca confesó que por un momento, al ver que su cuerpo no le acompañaba en el objetivo de recaudar fondos, pensó en no hacer la ya tradicional fiesta que en cada edición incluye más de 35 litros de chocolatada. “El otro día vinieron los chicos del barrio y me dicen, ‘¿qué día vamos a hacer la fiesta del niño, doña?’, y eso a mí me puede porque son niños que quieren jugar pero está todo tan difícil. Así que ahí nomás empecé de nuevo a planear todo”, contó.Como cada año, el festejo es con ayuda de los vecinos y será este domingo desde las 10 en la canchita del barrio.“Julio (Bogado, un vecino de Blanca) ya vino la otra semana y limpiaron todo el predio”, destacó señalando el espacio verde donde está trazada la canchita y que ella misma se encarga de vigilar, porque algunos suelen usar el espacio verde como lugar donde descargar restos de podas y residuos.Parte de la historiaBlanca nació en Leandro N Alem. A los 17 años trabajó como cocinera en una de las esquinas más emblemáticas de la capital misionera: el Hotel Savoy, ubicado en Colón y Sarmiento y que hoy luce su abandono tras grandes carteles publicitarios.“Después de eso volví a Alem y trabajé como parrillera en un restorán”, señaló con orgullo Blanca. La experiencia de cocinar para muchos se cuenta por décadas. Y mediante esa capacidad, preparando y vendiendo locros y otros guisados, es como pudo juntar el dinero para costear los festejos comunitarios desde hace veinte años.Pero este año todo fue más difícil, dado que en 2015 fue operada del corazón. El postoperatorio también le puso otra limitación: ese año no pudo viajar a Fátima a honrar a su virgencita como hacía cada año llevando la imagen de la Virgen Viajera de unos 50 centímetros que tiene en su altar.“Mi hija fue en mi representación y este año si Dios quiere, y si la virgencita quiere, estaré yendo a verla en diciembre”, señaló mientras mostraba su altarcito.Un milagro“Me colocaron dos stend. Y estoy viva gracias a Dios”, remarcó con orgullo mientras posaba junto a su nieta.“Yo soy de presión alta, en verano sufría mucho. Yo vivía sola. Ahora vive mi hija con su familia y yo estoy en la casita del fondo. El 25 de julio del año pasado me dolía el pecho y la cabeza, mi nieta me dice que tome una aspirina, y yo tomé. Les mandé mensajes a mis hijas para avisarles, pero los mensajes no se habían enviado. Estando sola a la noche, tuve un infarto. Un mensaje que sí llegó fue a mi yerno, entonces vino mi hija a verme y yo estaba en el piso. Llamó a la ambulancia, me internaron en terapia intensiva y a la semana me operaron”, relató.“Ahora estoy mucho mejor, me cuido, como poca sal y principalmente me cuido por mis nietos”, destacó. “Un vecino me dice que cuando yo ‘me vaya’, van a hacer una estatua en la cancha. Yo le digo que si quieren, que hagan ahora, porque sin o no voy a poder verla”, dijo entre risas.Para colaborar con los festejos, comunicarse con Blanca al (0376) 15-4643138, chacra 117, calle 117, barrio Santa Rita.




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