De jardín, de mar, de agua dulce. Sea cual sea la especie, hay un elemento que identifica a las tortugas muy claramente: su caparazón.Pero ¿cómo se formó esta singular estructura?Su historia, o mejor dicho, su prehistoria se remonta más de 200 millones de años.La bióloga Juliana Sterli, investigadora del Museo Paleontológico Egidio Feruglio (Mef) de Trelew, Chubut, dialogó con PRIMERA EDICIÓN sobre esta temática. Compartió algunas de las hipótesis que se sostienen en el mundo sobre estos animales, cuyos ancestros sobrevivieron a los cambios climáticos más drásticos, como aquel que hizo que se extinguieran los dinosaurios. A pesar de eso, en la actualidad gran parte de ellas están en la lista roja de especies amenazadas.Sterli disertará en Posadas en septiembre en el marco del 17º Congreso Argentino de Herpetología que se realizará en la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones (Unam).Algunas hipótesisPaleontólogos de todo el mundo, en base al estudio de fósiles descubiertos en Alemania, Groenlandia, Tailandia y en La Rioja, Argentina, han ido desarrollando diferentes versiones sobre el origen del caparazón. Esto significa que se busca analizar cuáles serían los “parientes” de las tortugas, es decir, determinar de qué otro grupo de animales provienen las tortugas. Cocodrilos y aves están en la lista. “Según la disciplina desde la que se analiza, hay distintas hipótesis. Desde la morfología -forma-, especialmente con los fósiles se ha propuesto que el grupo más cercano fue el de los sauropterigios que son los reptiles marinos extintos; los pareiasaurios que son los reptiles terrestres de grandes tamaños del Pérmico, también extintos; o el de los procolofónidos, reptiles terrestres extintos”, indicó Sterli.Otra línea es la de la biología molecular, que analiza el ADN de las tortugas y otros reptiles. “Desde la biología molecular se ha propuesto que el grupo viviente más cercanamente emparentado con las tortugas podrían ser los cocodrilos, las aves, los arcosaurios (aves y cocodrilos) o los lagartos”, agregó.“Recientemente se reflotó la hipótesis de que Eunotosaurus, un reptil extinto del Pérmico de Sudáfrica que podría ser el más cercanamente emparentado a las tortugas ya que posee las costillas torácicas ensanchadas de forma tal que recuerda al caparazón de las tortugas”, indicó Sterli.¿Para qué sirve el caparazón? La hipótesis más fuerte está relacionada con la protección. “Otros animales pueden correr, tiene otras estrategias para defenderse de predadores. La tortuga tiene su caparazón”, indicó.“La aparición del caparazón les ha permitido estar bien protegidas y evitar ser depredadas”, agregó Sterli. Saber de dónde vienen para saber cómo cuidarlas“La paleontología es una ciencia básica. Genera un conocimiento básico sobre el cual se pueden desarrollar distintas ciencias más aplicadas. Tiene un componente de análisis morfológico, permite saber cómo era un grupo y conocer su historia evolutiva”, señaló.Entre estas aplicaciones está conocer cómo sobrevivieron, y por qué motivos otras especies se extinguieron. Eso se contrasta con la actualidad y se pueden realizar estrategias de conservación. “Por ejemplo, sabemos que hubo muchos cambios climáticos en la tierra y que han conllevado a extinción de especies. Una de las más conocidas es la extinción de los dinosaurios. Las tortugas sobrevivieron a esa gran extinción, pero en otros momentos, ciertos cambios climáticos produjeron extinción de algunos grupos de tortugas. Analizando las causas, uno puede trasladarlas a la actualidad y determinar si las especies terrestres o acuáticas son más sensibles a un aumento o disminución de temperatura, o de humedad, etcétera. Y esta información se puede trasladar a la actualidad en temas de conservación”, destacó.Esto es fundamental, máxime cuando la gran mayoría de las especies de tortugas están en la lista roja de especies amenazadas, siendo así uno de los grupos de vertebrados con más especies en peligro de extinción.“Las extinciones son comunes en la evolución de la vida en la tierra. Ha habido sucesivos cambios climáticos, pero el humano tiene un impacto en la sobreexplotación de la fauna y de los ambientes que hace que las poblaciones no puedan adaptarse tan rápidamente a estos cambios y entonces, se pueden extinguir”, destacó.Estudiar fósiles: un viaje en el tiempo“Para estudiar los fósiles, lo que hacemos es evaluar cómo está conformado el caparazón en las tortugas actuales porque en ellas podemos encontrar la estructura completa, podemos hacer un análisis anatómico completo. En base a conocer esta morfología vamos a los fósiles, donde lo que se tiene son restos óseos”, indicó la investigadora. Comparando las actuales, revisando bibliografía, revisando y reconstruyendo los fósiles que se encuentran en diferentes museos del mundo, se puede ir armando el rompecabezas. Desde el museo Feruglio realizan campañas para encontrar fósiles que se extraen cuidadosamente del terreno y luego se analizan en el laboratorio. “Encontrar algo que estuvo cubierto por millones de años y que nadie vio, y uno va caminando y lo encuentra, es una muy linda sensación”, describió Sterli.





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