Señora Directora: El 1 de agosto de 1875, nació Elpidio González, el radical olvidado.Fue ministro de Hipólito Yrigoyen, vicepresidente de Marcelo T. de Alvear (1922-1928) y después se ganaba la vida vendiendo ballenitas y anilinas en la Plaza de Mayo.Cuando llegó al poder, su patrimonio era 350.000 pesos; en 1930 con la revolución de Uriburu, se encontró con deudas por 65.000 pesos, motivo por el cual le remataron su casa.Al enterarse el presidente Agustín Pedro Justo (1932-1938) ordenó que le entregaran un sobre con dinero. Elpidio respondió: “No voy a permitir que me ofenda el Presidente ni nadie, por mas buena voluntad que haya en el medio”.Debido a esta circunstancia, se aprueba la ley que establece la pensión vitalicia para los ex presidentes y vicepresidentes. Cuando le comentan que de ahora en más cobrará 2.000 pesos de jubilación por sus funciones, dio esta respuesta: “No, yo no puedo aceptar eso. Hay que servir a la Nación con desinterés personal, y después de disfrutar el honor de haber sido presidente o vice, no se le puede exigir al Estado que nos mantenga con altos sueldos vitalicios”Por esa razón, envía una carta al Presidente de la República: “Cúmpleme dejar constancia ante el señor Presidente, mi decisión irrevocable de no acogerme a los beneficios de dicha ley. Al adoptar esta actitud cumplo con íntimas convicciones de espíritu.“Jamás me puse a meditar acerca de las contingencias adversas que los acontecimientos me pudieran deparar. Confío en poder sobrellevar la vida con mi trabajo, sin acogerme a la ayuda de la República, por cuya grandeza he luchado, y si alguna vez he recogido amarguras y sinsabores me siento reconfortado con creces por la fortuna de haberlo dado todo por la felicidad de mi patria”Una persona que trabajó y luchó por el bien común, con errores y aciertos, pero con la dignidad intacta de haberlo intentado todo aún en perjuicio de sus intereses personales, merece el respeto de la ciudadanía.





Discussion about this post