Señora Directora: Hace 33 años volvió el sistema democrático a la Argentina y, si bien es poco tiempo para decir que la evolución fue favorable, debemos entender que en los países del primer mundo supieron sufrir miles de vicisitudes para avanzar y lograr el objetivo final llamado “democracia”.Pero eso pareciera que no nos sirve como ejemplo, como modelo, para evitar desencuentros y peleas estériles que sólo sirven para entorpecer los planes que se desean desarrollar en beneficio de la comunidad.Nadie se opone a los debates coherentes o a los cuestionamientos acertados, pero vale decir que algunos funcionarios y legisladores no reúnen las condiciones suficientes exigidas para ocupar el cargo que ostentan. Eso obviamente no favorece en absoluto al sistema democrático y menos a las expectativas de la sociedad; porque no debemos olvidar el costo que significa cada cargo, que no es un sueldo de obrero o empleado público, porque se suman distintos beneficios y gastos que elevan la cifra final, que pagamos todos los contribuyentes.Los gastos en remuneraciones, viáticos, pasajes aéreos, manejo de fondos, gastos de representación, vales de combustible, suman en su conjunto una cifra exageradamente abultada y que bien podría reducirse a la mitad si pensamos que el país no está atravesando el mejor momento económico.Y se dice que los que “ya estuvieron en el poder” deberían respetar y ajustarse a la nueva realidad, sin entorpecer la gestión del nuevo gobierno (la sociedad está esperando resultados de los procesamientos). Cabe aclarar que a ellos se deberían sumar los comunicadores sociales que fueron favorecidos en aquel entonces y ahora deben replantear su situación, pero sin agredir ni inventar historias tratando de confundir a una sociedad con un alto porcentaje de pobreza y que lamentablemente se deja llevar por quienes no tienen buenas intenciones en sus informes radiales y televisivos. ¿Cuánto cobran por hacer un daño social?Una de las peores cosas que puede hacer una persona es mentir y agredir por dinero, tratando de convencer a quienes no tienen suficiente instrucción y así evitar claridad en los distintos hechos que suceden cotidianamente.Alguien alguna vez manifestó: “Nadie es perfecto”, pero, dentro de su imperfección, la inteligencia y capacidad de razonamiento pueden conducir al ser humano por el camino correcto, sin dejarse seducir por el vil metal ni por el materialismo. Está en cada uno ser honesto, trabajador y solidario para de esa forma conformar una sociedad que desea y aspira a ser organizada y próspera.Es hora de que veamos lo positivo, lo conveniente para todos y dejemos de lado el odio, el rencor, el egoísmo y no poner “palos en la rueda” que perjudica a todos de una u otra manera, porque Argentina es un país que necesita de su gente para avanzar y crecer produciendo, evitando las trabas y la violencia.





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