Los primeros años de vida de un niño son fundamentales para un buen desarrollo y un crecimiento sano. Es por ello que especialistas advierten sobre las consecuencias de que los niños no tengan una buena alimentación ni sean estimulados durante sus primeros años, dos hechos que pueden marcar su vida de adultos. María Emilia Soto es licenciada en Psicopedagogía y, en una charla con PRIMERA EDICIÓN, aseguró que la estimulación temprana y el vínculo con la madre (o quien ejerza ese rol) son fundamentales para un crecimiento sano. “El juego es la primera manera de estimular y por estimulación hablo de todo lo que se refiere al vínculo materno”, explicó. La profesional consideró que es importante “fomentar este vínculo materno con mamá y, si no existe la mamá, generar este vínculo de apego con algún referente. Esto es primordial en la primera infancia”, agregó.Soto aseguró que “no hay que ser un profesional capacitado con posgrados y diplomaturas para brindar una buena estimulación temprana, sino que desde el lugar de cada uno fomentar todo lo que sea la estimulación en la primera infancia”.La licenciada en Psicopedagogía es una de las capacitadoras que brinda charlas sobre esta temática gracias a Fundación Conin. “Nos encontramos con que hay mucha falta de estimulación y vínculos familiares. La familia hoy está distorsionada, porque en general son mujeres que están sobrecargadas y falta esa relación de sentarse a jugar cinco minutos por día con mi hijo, nieto o sobrino. Entonces falta la estimulación necesaria que debe tener cada niño. Por falta de información, de costumbre, no lo hacen porque nadie lo hizo con ellos”, indicó. Soto explicó que siempre se hace hincapié en la primera infancia porque una vez que pasa este tiempo es mucho más difícil para los niños desarrollarse de la mejor manera posible. “En estos primeros años si no existe estimulación no se crean las bases a nivel del cerebro para un buen aprendizaje escolar y un desarrollo adulto”. Entonces, las consecuencias serían “falta de desarrollo y de capacidad de adaptarse a la sociedad, dificultad en incorporar conocimientos por lo que generalmente suelen fracasar en la escuela. Eso genera un círculo de ‘no consigo trabajo’, ‘no consigo salir de la situación en la que estoy’”. La solución es sencilla. “La respuesta es atención, cariño, contacto físico, el vínculo materno, la estimulación de todos los sentidos, el juego y la otra pata de la mesa que es una adecuada nutrición. Porque si no tenemos la energía y los nutrientes necesarios para que el cuerpo se desarrolle, el cerebro no se va a desarrollar tampoco. Se podría solucionar de una forma sencilla pero es un problema complejo a nivel social, hace falta una toma de conciencia e información y educación”, cerró. Alimentarse bienUna realidad cierta es que, en los comedores, muchas veces se come como se puede. Con lo que hay. “Generalmente recurren a un grupo de alimentos como los cereales, que incluyen el fideo, el arroz, la polenta, la glutina. Son muy llenadores y a su vez son baratos, entonces la base de alimentación son los cereales con poca incorporación de frutas, carnes, huevos. En estos casos, terminan siendo chicos que visiblemente no se nota pero tienen carencias nutricionales en cuanto a vitaminas y minerales”, señaló Soledad Nahirñak, licenciada en Nutrición, a PRIMERA EDICIÓN. Los comedores generalmente hacen malabares con el dinero que reciben, algunos son asesorados por nutricionistas y otros no, “pero la realidad es que tratan de hacer comidas llenadoras”. Entonces, la recomendación de los nutricionistas como plato nutritivo es que “tenga cereales, carnes y verduras. Que contenga esos tres grupos de alimentos, así lo hace completo”.Sobre el desayuno, la recomendación es que “el componente principal sea el lácteo o la leche, que siempre sea acompañado de alguna fruta y del cereal que vendría a ser una galletita, una masita, un pan. En los casos de niños que tienen desnutrición siempre hacemos técnicas para enriquecer esas preparaciones, entonces al pan se puede agregar algún dulce, o a la leche agregarle azúcar y aceite. A su vez, las preparaciones del mediodía se pueden enriquecer con queso, crema o aceite para que ese plato sea más calórico y pueda cubrir su necesidad”, señaló Nahirñak. En los niños hay un período crítico: en los primeros catorce meses de vida se produce el mayor crecimiento a nivel cerebral. “El cerebro de un niño al nacer pesa 35 gramos. Entre los 12 y 14 meses de vida pesa 900 gramos. El cerebro de un adulto pesa 1,200 kilogramos. Esto quiere decir que el 80% del crecimiento del cerebro se da en los primeros catorce meses de vida y para que esto suceda este niño necesita de una alimentación y una estimulación adecuada”. ¿Qué pasa cuando esto no sucede? “Vemos niños que dejan de crecer. Hay un retraso en el crecimiento que se manifiesta por un déficit de talla, visualmente no se nota con claridad, pero son niños que cuando se compara con uno que ha recibido lo que necesita, es un poquito más bajo. Las secuelas de un niño de baja talla generalmente tienen que ver con su coeficiente intelectual, con su capacidad de aprendizaje. Entonces tal vez se reconocen las dificultades más a largo plazo, cuando el niño ya está dentro de lo que es el sistema escolar, entonces le cuesta entender y aprender”, finalizó.





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