Para nuestro cerebro el dicho “el que se quema con leche, ve una vaca y llora” es muy acertado, pues justamente el principal objetivo de la memoria es recordarnos lo que sucedió en el pasado para poder tomar mejores decisiones en el futuro o por lo menos eso intenta.El origen de nuestra especie se dio hace unos 150.000 años en un territorio muy hostil, donde muchas veces un error podía acabar con nuestra vida, por lo que recordar los traspiés del pasado era algo realmente muy útil para evitar repetirlos. Imagínese caminar durante horas y horas por la peligrosa sabana africana para luego volver a la cueva sin comida ni agua, habiendo escapado de milagro de las garras de un león de 250 kilos luego de habernos entrometido en su territorio. Aquí es donde debíamos ser agradecidos con nuestra memoria, porque al día siguiente nuestros recuerdos nos dirían que debíamos salir en búsqueda de provisiones en otra dirección, evitando esa experiencia tan adversa.Nuestra memoria se desarrolló en un mundo donde las experiencias negativas eran mucho más frecuentes que las positivas, pues vivíamos hambrunas y riesgos de ser atacados de manera constante, haciendo que la atención se enfocara principalmente en recordar los eventos peligrosos para hacer todo lo posible por eludirlos en un futuro, aumentando nuestras posibilidades de supervivencia.Lo interesante es que nuestra memoria es muy frágil y maleable al estar alojada en la conexión de miles de neuronas, en una interacción que continuamente se incrementa, decrece o se modifica, haciendo que nuestros recuerdos cambien continuamente, de modo que una situación que pudo haber sido inicialmente negativa -como un gran golpe o una escena en donde quedamos en ridículo- sea rememorada en una reunión con amigos y convertida en una anécdota muy divertida, cambiando totalmente nuestra percepción de ese recuerdo.Para concluir, al momento de una rememoración no la hacemos con la situación original, sino con el “material” empleado la última vez que apelamos a esa idea, pudiendo ésta tener significativas diferencias con la original e, incluso -como ejemplificamos anteriormente-, pudiendo desencadenar en nosotros emociones totalmente distintas a las experimentadas en aquella ocasión.Esto puede ser muy provechoso si ponemos énfasis en ver nuestro pasado y nuestros errores como un aprendizaje positivo que nos ayudará a crecer y no como una enseñanza negativa que nos dificultará la realización de futuros proyectos. Sin dudas, puede ser algo difícil y nos insumirá tiempo, pero sin embargo es un gran desafío, ya que cuantas más emociones positivas pongamos sobre nuestro pasado, más fácil nos será alojar nuestras futuras experiencias como situaciones que favorezcan nuestra trascendencia. * Fuente: Dr. en Neuro Psico Educación Carlos A.Logatt Grabner. www.asociacioneducar.com





Discussion about this post