La decisión de los británicos a favor de salir de la Unión Europea ha provocado un terremoto político en toda Europa.Y mientras en el Reino Unido los dos grandes partidos, los poderes económicos y la población empiezan a digerir el resultado del referendo del pasado 23 de junio, algunos se hacen una polémica pregunta.¿Es una buena idea preguntar a la población en referendo sobre cuestiones demasiado complejas o trascendentales?Aunque algunos piensen que criticar los referendos es un ataque contra la democracia, incluso en Suiza (el país que más referendos celebra en todo el mundo), hay expertos que opinan que no siempre son una buena forma de tomar decisiones.Uno de ellos es Jürg Steiner, profesor emérito de la Universidad de Berna (Suiza) y profesor de Ciencia Política en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, Estados Unidos.Steiner, experto en política deliberativa, le explicó a BBC Mundo por qué piensa que “la democracia no funciona si todo el poder es para el pueblo”.Lo que sigue es su punto de vista.“Suiza es el país donde más se usan los referendos.“Y hay decisiones tomadas en referendos en las que el pueblo monopolizó el poder y violó derechos constitucionales y el derecho internacional.“El caso más conocido fue la modificación constitucional para prohibir la construcción de minaretes aprobada en referendo en 2009 y que surgió de una iniciativa popular.“La iniciativa fue de un grupo de políticos de derecha y, aunque el Gobierno recomendó que se rechazara por ir en contra de los principios de la Constitución, ganó.“Esta decisión claramente violaba el derecho a la libertad religiosa que contempla la constitución suiza.“En Suiza se necesitan 100.000 firmas de ciudadanos para que una iniciativa popular sea votada en referendo.“Y no hay una corte constitucional que pueda declarar las iniciativas populares inconstitucionales.“Además, el Parlamento está en contra de hacerlo porque en la cultura política hay una idea fuerte de que las decisiones últimas deben tomarlas los ciudadanos en referendos.“Como muestra el caso del minarete, esto puede producir situaciones muy negativas desde una perspectiva democrática, en las que la gente decide cosas que están en contra de su constitución y del derecho internacional.“En otra ocasión un partido de derecha introdujo la pregunta sobre la introducción de cuotas para la inmigración proveniente de la Unión Europa.“La propuesta ganó el referendo en 2014, a pesar de ser contraria a los tratados bilaterales que Suiza tiene con la Unión Europea.“El pueblo no fue lógico: primero apoyó los tratados y luego una propuesta contraria a ellos.“Por todo eso, en Suiza mucha gente está preocupada.“Los referendos son algo positivo si la propuesta sale del Parlamento y luego se somete a la votación de la gente.“Por ejemplo, si el parlamento quiere aumentar los impuestos, puede someter la propuesta a referendo, y el pueblo puede vetarla o aprobarla.“Si el pueblo la veta, entonces el Parlamento puede modificar la propuesta inicial y volver a preguntar. De esta forma el Parlamento mantiene el control del proceso.“Si el referendo está bien estructurado, le da una legitimidad máxima a la decisión.“El peor caso es cuando la decisión final no es reversible y no hay marcha atrás. Esto deber evitarse.“En el caso de Reino Unido, el primer ministro David Cameron podría haber sometido a referendo el acuerdo al que llegó con la Unión Europea.[Se refiere al acuerdo por el que la UE prometió a Cameron que si Reino Unido permanecía en la UE, tendría unas condiciones especiales].“La democracia no funciona si todo el poder es para el pueblo. El poder del pueblo siempre tiene que estar balanceado con el del parlamento, la administración y los tribunales.“Si la gente tiene sólo un poder de veto esto no es problemático, pero sí pueden hacer propuestas entonces el Gobierno está en problemas.“Otro problema es que a veces la gente no vota respondiendo a lo que se le pregunta, sino que sólo quiere enviar un mensaje.“Expresan su ira con respecto a otra cosa.“Por último, un referendo debería ser el resultado de un proceso deliberativo anterior, de varios meses, entre la gente ordinaria.“Por ejemplo, se pueden hacer grupos de discusión en los que se hable de las cuestiones importantes sobre las que se va a votar.“En países grandes, estos grupos de discusión se pueden retransmitir por la radio y la televisión para que lleguen al resto de la gente.“En Suiza, además, se mandan unos libros de 30 páginas a todas las casas en los que ambos bandos pueden explicar sus argumentos.“En el caso del referendo en Reino Unido, se podían haber introducido umbrales mínimos de votos superiores al 50% para que ganara la propuesta de salir.“Para una decisión que implica un cambio tan grande podría haberse establecido un umbral del 60% o más, para que se aprobara la salida de la UE.“Y también establecer que la propuesta de salir tuviera que ser mayoritaria en las cuatro naciones que forman Reino Unido: Irlanda del Norte, Gales, Escocia e Inglaterra.“En Reino Unido se ha tomado una decisión irreversible con una gran minoría en contra”.Fuente: BBC Mundo¿Quién es Theresa May?La secretaria de Interior y expresidenta del Partido Conservador, bautizada como la “nueva Dama de Hierro”, emerge como la única alternativa real al impetuoso, ambicioso y bromista exalcalde de Londres, el mismo que un día dijo: “Hay más posibilidades de ver a Elvis vivo que de verme a mí de primer ministro”.Theresa May cumplirá los 60 años en octubre, a tiempo para la conferencia de los “tories” en Birmingham en la que saldrá elegido el nuevo líder.De aquí a entonces se avecina una guerra civil tan virulenta como la que vimos durante la campaña del referéndum. La cuestión europea ha divido dos mitades irreconciliables a los conservadores.Hasta el histórico Michael Heseltine, responsable en su día de la caída de Margaret Thatcher, ha puesto el grito en el cielo: “Temo por la muerte de mi partido”. En medio del caos post-Brexit, Theresa May despunta como la posible redentora, beneficiada por su discreción durante la campaña y por sus credenciales de euroescéptica, que prefirió dejar de lado por lealtad a David Cameron. Sus seis largos años como secretaria de Interior le han hecho subir enteros, y las dos últimas conferencias conservadoras se consagró ya como la candidata anti Boris, con su verbo directo y su mano dura, frente a las eternas bufonadas del exalcalde de Londres.May -casada y sin hijos, aficionada a la cocina y apasionada por los zapatos de aguja- goza también de una creciente popularidad entre los militantes conservadores, que en la última encuesta las preferían frente a Johnson por un 53% a un 47%. May es ciertamente una persona extraordinariamente reservada, más admirada que querida y muy solvente. Una feminista sin sentido del humor y tímida, que con frecuencia prolonga sus jornadas de trabajo hasta la madrugada y nunca se permite un cotilleo o un chascarrill
o. Tal vez la manera más rápida de resumirla sea decir simplemente que es una inglesa a la antigua, de sentimientos contenidos (cuando no impenetrables) y profundo sentido del deber.Entre el común de los votantes, sin embargo, la partida prácticamente empatada: los británicos la perciben como “demasiado conservadora”. Ella fue sin embargo quien instó a sus correligionarios, en su papel de presidenta, a acabar con la imagen del “Nasty Party” (“El Partido Asqueroso”) que arrastraban los “tories”. Bajo su mirada incisiva, en la primera década del siglo, fue subiendo enteros un joven aspirante que con tan solo 39 años se convirtió en el nuevo y “moderno” líder del Partido Conservador: David Cameron. En el 2010, convertido en premier, Cameron le devolvió el favor con un doble nombramiento: secretaria de Interior y de Mujer e Igualdad (el segundo lo abandonó en el 2012 por exceso de trabajo). La lucha contra el terrorismo y la reforma de la inmigración fueron sus dos caballos de batalla. Su imagen dura encontró pronto un contrapunto en su hasta entonces inconfesable pasión: los zapatos de aguja (que son a ella lo que a Maggie eran los bolsos). Su ascenso inevitable puso en guardia al “delfín” de Cameron, George Osborne, que ha visto hundirse estrepitosamente sus posibilidades en los últimos meses. Primero, por el “pinchazo” de su último presupuesto. Y luego por su papel destacado en el fiasco de la campaña por la permanencia, apoyada infructuosamente en argumento económico.Fuente: Medios Digitales





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