El sindicato conducido por Marcelo Peretta, sostuvo que “importar remedios no asegura que bajen los precios pero abre la riesgosa posibilidad de que ingresen productos sanitarios sin el piso de calidad argentino, con una industria farmacéutica bien desarrollada y rigurosamente controlada por ANMAT.” Los medicamentos no son como celulares, televisores o computadoras, cuyos posibles fallos de calidad no ponen en riesgo la vida de la gente. Importar un remedio sin la debida calidad puede matar. “La manera idónea y efectiva de bajar el precio de los remedios es aplicar irrestrictamente la ley 25649/02 que obliga al médico a recetar el nombre genérico y al farmacéutico a dispensar las marcas equivalentes más económicas, sostuvo Peretta.” Llama la atención que las autoridades ignoren el valor de una ley esencial para la salud, que contribuye a que el paciente pague el precio justo por su medicamento y que el sector farmacéutico local se desarrolle y transparente. No es saludable alimentar la visible guerra existente entre una cadena de farmacias y la industria farmacéutica local. Desde 2008 se viene estimulando la prescripción de remedios por su marca comercial, desoyendo la obligación de hacerlo por el principio activo. Es notable la condición dominante de la que abusan varios laboratorios, fijando precios incluso por encima de la media mundial en dólares. En lo que constituye el colmo del abuso, se detectaron recetarios de prepagas pre impresos con la frase “no autorizo el cambio marca” en franca violación de la ley. La prescripción de recetas por nombre genérico cayó de 60% en 2006 a 30% en 2016. El mercado de los medicamentos genéricos es de 8% cuando en países desarrollados es de 45%, explicó Peretta. El sindicato está en desacuerdo con importar remedios porque se reducen fuentes laborales; propone además de aplicar la ley de genéricos, aprobar una ley que fije y actualice el precio de los fármacos. SAFYB propone un índice que contemple el costo de elaboración y distribución del producto, más una ganancia lógica, incluida inflación y costo de vida. Es necesaria una ley que garantice la rentabilidad del empresario y el acceso de la población. Debe restructurarse el modelo de farmacia, y recompensar al establecimiento que dispense el producto más económico, como sucede en otros países. El SAFYB reitera su disponibilidad a colaborar con las políticas farmacéuticas que beneficien a la población.





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