Señora Directora: Como nunca, los tiempos parecen correr más velozmente y los cambios en el mundo que los transforman profundamente suceden en unos pocos años. Y como en los 90, tras la diáspora soviética se constituyó un nuevo orden mundial, hoy pareciera que estamos a la puerta de otra nueva modificación en el equilibrio del poder internacional.Así, por ejemplo, la Unión Europea, planteada a fines de los 50 y constituida más de 30 años después, parece encontrarse en jaque producto de la profunda crisis económica del neoliberalismo y, a raíz de ello, del resurgimiento de los sentimientos nacionalistas. La disparidad entre países de primera y segunda en esa alianza paneuropea y los pueblos expulsados hacia Europa consecuencia de guerras y crisis políticas por ella misma provocada amenaza con esa integración que hace tan solo un lustro parecía iba a sumar a todas las naciones del viejo continente; en especial, a varias de aquellas que habían estado bajo la égida soviética.Pero esas desigualdades y la avalancha de emigrados asiáticos y africanos, que generaron una crisis humanitaria como pocas veces se vio antes, permitió el resurgimiento de los sentimientos nacionalistas y de varios grupos neonazis. Los que sumados convergen en procesos políticos como los de Gran Bretaña, ya en consumación, y Francia, aún larvado, que apuntan a la separación de la UE y al lógico cambio en el equilibrio del viejo continente y del mundo.





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