Señora Directora: Desde que el hombre se reveló en el Jardín del Edén es imperfecto y pecador. Por lo tanto le atrae el poder, las cosas materiales, el dinero y lucha por obtenerlo, lo que ha traído y sigue acarreando discordia, opresión y sufrimiento.Dinero, ¡ah, dinero! “Poderoso caballero es don dinero”, reza el antiguo poema de Francisco de Quevedo y Villegas, y las personas desde tiempos inmemoriales se han entregado de cuerpo y alma a la búsqueda incansable de dinero. “El dinero es la palanca que mueve el mundo”, repetían los buscadores de oro, mientras arriesgaban su vida en la selva del Amazonas tras el codiciado metal.Ha pasado el tiempo y la carrera desenfrenada en busca de dinero se ha transformado en la cultura de nuestros días. Por él se destruyen vidas, se corrompen consciencias. Por su causa se aniquilan valores y se estropean principios. Las personas piensan que si tuvieran dinero serían más felices y no miden esfuerzos ni tiempo para conseguirlo.Muchos, en el desesperado intento de llenar el vacío que el señor dinero no logra cubrir, caen en el terreno de la avaricia, la idolatría del dinero. El avaro vive solo para juntar. Pierde la noción de la realidad. Acumula riquezas que no le sirven, tiene miedo de gastar, de quedarse pobre y en su alucinante búsqueda de seguridad se pierde en los meandros de la codicia y hasta de la deshonestidad.Lo que quiere todo para sí. Nada es suficiente. No le importa nadie, a no ser su propia persona. El deseo de acumular riqueza hace que pierda el orden de los valores.Las cosas llegan a valer más que las personas. No mide consecuencias. Simplemente corren en pos del dinero, como sea. El que tiene, quiere tener más y más.Miente, explota, extorsiona, corrompe y es corrompido, sin importar los otros. Esta clase de gente se encuentra en todos los campos de la actividad humana. Acá donde vivo se hace más que notorio en algunas asociaciones civiles, supuestamente sin fines de lucro. No generalizo, puede haber alguno que está haciendo las cosas como corresponde.Quien sufre siempre es el débil y desprotegido. Cada día tiene menos oportunidades, y más pobres y miseria. Conozco casos de esas asociaciones que cuando empezaron se movían en motito, la casa como cualquier otra: ahora andan en automóviles nuevos y sus viviendas transformadas a todo lujo, únicas en todo el barrio.Me pregunto una vez más quién controla a estos personajes enfermos por rendirle culto al señor dinero.Jesús dijo en Mateo 19,14: es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que un rico en el reino de Dios.A estos descarriados les comento que el estudio bíblico ennoblece el pensamiento, los sentimientos, las aspiraciones como ningún otro estudio. Da constancia en los propósitos: paciencia, valor y perseverancia; refina el carácter, santifica el alma. Ningún otro libro es tan potente para elevar los pensamientos, para dar vigor a las facultades, como las grandes y ennoblecedoras verdades de la Biblia.Si se estudiara la palabra de Dios como se debe, los hombres tendríamos una grandeza de espíritu, una nobleza de carácter y una firmeza de propósito que raramente pueden verse en estos tiempos.





Discussion about this post