La almohada es el semáforo que indica la largada. Y la luz verde abre las puertas a la ilusión. Rudy Bundziak tiene apenas 17 años, pero ya sabe lo que quiere: llegar a la Fórmula 1. Un sueño común, podrán decir muchos, pero con la diferencia de que “Rudito” pisa fuerte el acelerador y hace carrera para conquistarlo.“Me acuesto y sueño con eso; todas las veces que me subo al auto, pienso en llegar allá”, le confiesa el adolescente de Puerto Iguazú a DE PRIMERA sobre ese sueño recurrente. Será difícil, pero no imposible.?Hay pasta: semanas atrás, en Córdoba, “Rudito” consiguió su primer triunfo en la Fórmula Renault, considerada como la divisional escuela de las grandes categorías nacionales.En la previa a la fecha que se correrá el 3 de julio en el autódromo de Oberá y que lo tendrá como local, Bundziak habló con este Diario y dejó sus sensaciones sobre el pasado, el presente y el futuro, siempre arriba del auto y con un pie en el acelerador.“Rudito”, ¿cómo empezó tu romance con el automovilismo?Bueno, viene de muy chico, porque mi viejo vende autos y desde siempre estuve rodeado de fierros. Aprendí a manejar a los cinco años con un buggy de esos que se usan en la arena. Sin embargo, los autos de competición me empezaron a gustar de una vez que fui de vacaciones a Brasil y visité una de esas pistas de kartings de alquiler, en Camboriú. A los pocos años trajeron una así en Eldorado y solíamos ir también.Después, cuando tenía 11 años, mi papá me regaló un karting con motor de 3 hp y empecé a hinchar con eso. De vez en cuando nos cruzábamos a Foz de Iguazú, al kartódromo de allá, para entrenar. Pero era un hobbie nomás, hasta que luego adquirimos un karting de 125 hp, de los “Parilla”.?Ahí ya me empezó a gustar mucho más. Me empezó a gustar de en serio.Y de ahí… ¿cómo llegaste a competir?Y bueno, ahí conocimos a Juan Rojas, que me invitó a correr el Misionero de Karting. Y nos largamos. En mi primera carrera, que fue en Oberá, terminé cuarto, de eso no me olvido más. Después fuimos a Alem y anduve entre los tres primeros. Y a la próxima fecha, otra vez en Alem, gané mi primera competencia. Y así seguimos hasta que en 2012 pude lograr el campeonato misionero.¿Y el salto al ámbito nacional?Mediante la competencia en el Misionero fue que hicimos contacto con Cristian Tejera, que hacía motores para el Campeonato Nacional de Karting, más conocido como Argentino de Karting. Nos invitó y fuimos a probar. Y como anduvimos bien, en 2013 nos decidimos y dimos el salto. Corrimos las tres últimas carreras de ese año y en 2014 logramos el título en el campeonato de la Comisión Nacional de Karting (CNK) de la Comisión?Deportiva Automovilística (CDA) del Automóvil Club Argentino.Y de ahí, a la Fórmula Renault…Claro. Esa es un poco la escala. Porque la CNK tiene una escuela de kartings auditada por la CDA, entonces si salís de esa categoría, el próximo paso es la Fórmula Renault. Y debuté en 2014, el año pasado hice toda la temporada con el equipo Werner Competición y este año nos pasamos al Litoral Group, campeón el año pasado.Dos fechas atrás ganaste tu primera carrera…Sí sí, fue en Alta Gracia, Córdoba, fue mi primer triunfo en la Fórmula Renault.?Mi primer podio había sido el año pasado en Oberá, que salí tercero. Y en Alta Gracia anduvimos muy bien en los entrenamientos y en la clasificación.?Y lo coronamos con triunfos en las dos finales de ese fin de semana, porque en la Fórmula Renault hay una final el sábado y otra el domingo.¿Qué velocidad alcanza un automóvil de esa categoría?Y andás más o menos por los 230 kilómetros por hora. No tenés miedo, pero en varias ocasiones sentí que iba con lo justo, que el auto iba un poco desacomodado.?Y creo que la máquina te avisa que estás al límite, que no arriesgues más porque estás al límite del error.En este nivel ¿cómo es el entrenamiento de un piloto?Realmente es muy duro. Todos los días me levanto a las 6 y voy a la escuela hasta las 13. De ahí salgo y a entrenar. Es mucho de aeróbico y también gimnasio, porque se necesita fortalecer la columna, dorsales y cervicales, porque tenés que estar preparado para soportar de todo, hasta golpes. Son entrenamientos específicos que te permiten, por ejemplo, luchar contra las fuerzas de aceleración que aparecen en un automóvil a esa velocidad. Imaginate que el último domingo, en el Súper TC 2000, Emiliano Spataro corrió 29 de las 32 vueltas de la final sin dirección hidráulica. (N. de la R.: “Fue durísimo. Me mato todos los días en el gimnasio, si no, no hubiese soportado”, dijo Spataro al final de la carrera).Para vos, ¿cuánto depende del piloto y cuánto del auto?Yo diría que la relación es 60-40 o 70-30, anda por ahí, o sea, 70% depende del auto y 30% del piloto, porque si no tenés una buena máquina es difícil llegar a pelear arriba. Lamentablemente es así. Y después, claro, hay una diferencia que también hace el piloto con su manejo.¿Tenés ídolos en el automovilismo mundial?Mirá, siempre me gustó mucho Michael Schumacher, que vendría a ser el ídolo de mi época. Pero mi ídolo máximo es Ayrton Senna.?Yo no había nacido aún cuando él corría, pero vi todas las películas, todos los documentales. Y lo que hacía en la pista era increíble. Él es, sin dudas, mi máximo ídolo.¿Cuál es tu sueño?Bueno, a corto plazo, te diría que correr en el Súper TC 2000. Pero a largo plazo, me gustaría llegar a la Fórmula 1. Ojalá Dios quiera que todo se dé para poder estar ahí. Ese es mi sueño máximo. Me acuesto y sueño con eso; todas las veces que me subo al auto, pienso en llegar allá. Sé que es difícil…¿Y si algún día se cumple?Y bueno… (N. de R.: “Rudito” hace silencio, se imagina el sueño cumplido y responde con una sonrisa) habrá que agradecer a Dios, a mi gente, a mis viejos, a las empresas de Iguazú que siempre me apoyaron. Si se da, va a ser un sueño cumplido. Y ahí sí que, como se dice, voy a poder morir tranquilo.





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