La primera astróloga norteamericana verdaderamente popular fue la señora George E. Jordan, o Evangelina Adams como se hacía llamar. En la cumbre de su fama fue consultada por la mayoría de las personalidades norteamericanas. Su carrera comenzó cuando, en su primera visita a Nueva Cork le dijo al dueño del hotel “que se encontraba bajo la peor combinación posible de planetas, la cual creaba unas condiciones extraordinariamente peligrosas”. Esa misma noche el hotel se incendió quedando en ruinas y la esposa del dueño y algunos familiares perecieron en el fuego. La consiguiente publicidad de esta predicción le proporcionó a miss Adams la fama que nunca la abandonaría.Durante los siguientes treinta años prosperó y su negocio aumentó a causa de ser procesada por “adivinadora” en 1914. Durante el juicio se le entregó un horóscopo anónimo para que lo interpretase. El juez dijo que pertenecía a su hijo y que la señorita Adams había dado una interpretación totalmente exacta por lo que, en su opinión, “elevaba la astrología a la dignidad de una ciencia exacta”. El caso fue desestimado. Miles de sus clientes acudieron a su sepelio y el New Cork Times levantó su voz con admiración diciendo “la radio y la astrología danzan hacia la victoria mano a mano”.Evangelina Adams era adorada por su enorme clientela y millonarios norteamericanos.Despertó un enorme interés nacional por la astrología con su programa de radio.Evangeline comenzó a practicar astrología en Boston, donde vivió hasta 1899. Entonces decidió trasladarse a vivir a Nueva York para alcanzar una mayor proyección.Siempre vio la astrología como una ciencia y estaba en desacuerdo con quienes la trabajaban como un arte. Todos estos puntos de vista eran bastante revolucionarios para entonces, lo que la convertía en un personaje bastante singular. Como dato curioso, para ella era vital el primer encuentro con un cliente, hasta el punto de calcular el Ascendente de ese momento y superponerlo a la carta astral del cliente, integrándolo en la interpretación.Escribió cuatro libros: «Astrología, tu lugar en el Sol»; «Astrología, tu lugar entre las estrellas»; «Astrología para todos» y «El cuenco del cielo». En este último libro dice: «Pero el horóscopo no debe dictar sentencia… Da consejo. Señala lo bueno y lo malo. Las tendencias podrán ser inevitables; los hechos serán lo que los individuos hagan de ellos… El hombre puede ser el maestro de su destino».Durante muchos años escribió una columna en un periódico y tenía un programa de radio que se emitía tres veces por semana, por el que recibía unas mil cartas cada día de los oyentes. Su influencia sobre el desarrollo de la astrología en EE.UU. fue enorme. Durante sus 40 años de intenso trabajo atendió por igual a ricos y pobres. A su muerte, acontecida el 10 de noviembre de 1932, fue honrada con un funeral digno de cualquier estrella de Hollywood.* Esta reproducción la compartimos con ustedes para contribuir al conocimiento de las mujeres de la historia y fue publicada por http://astrologosdelmundo.ning.com/





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