Señora Directora: A veces nos preguntamos por qué algunas personas inteligentes, emprendedoras, se mueren a temprana edad. En este caso me refiero al Sr. Juan Carlos Chébez, quien falleciera a los 48 años el 15 de mayo de 2011, considerado un gran impulsor para la creación de áreas protegidas de la Argentina. Su amigo y colega Claudio Bertonatti lo definió con acierto:”Fue un titán y será un modelo difícil de volver a encontrar”. Su ausencia deja un enorme vacío en la conservación y en la lucha por la defensa de los ambientes naturales del país. Coherente consigo mismo, fue un gran comunicador de temas ambientales. Nos legó una gran cantidad de importantes publicaciones sobre riqueza natural de la Argentina: “Los que se van”, editado en tres tomos, en los que Chébez detalla las especies que corren serio riesgo de extinguirse debido al impacto humano sobre los paisajes naturales; “Mamíferos silvestres del archipiélago fueguino” (1993); “Fauna misionera” (1996) y “Guías de las reservas naturales de la Argentina” (2005-2006), son sólo algunos de los 30 libros publicados.Siendo muy joven, con apenas trece años de edad, Chébez fundó y dirigió la Asociación Conservación de la Naturaleza Argentina (Acna) con sus compañeros del Instituto Fátima de la localidad de Martínez, Partido de San Isidro, (Buenos Aires). Su pasión por la conservación se reforzó cuando la Fundación Vida Silvestre lo convocó para un cargo que duró ocho años.A los 22 años ya cubría cargos directivos en las instituciones conservacionistas más importantes del país.Desde 1987 asesoró al gobierno de Misiones en la defensa de su patrimonio natural y contribuyó a instalar la idea del Corredor Verde, una diagonal de monte que une reservas naturales y zonas con selva secundaria como la Reserva de la Biósfera Yabotí y el Parque Nacional Iguazú. Junto con el reconocido médico Luis Honorio Rolón, creó un sistema de reservas naturales provinciales. Elaboró estrategias de conservación para el Chaco Seco, para Mendoza y San Juan, en el corredor Alto Andino, en las Yungas, y presentó en Catamarca la creación de una gran reserva de Antofagasta.En 1990 ingresó en la Administración de Parques Nacionales, donde fue director de Conservación, director de la delegación Noroeste y asesor del Directorio.Sus últimos cargos eran la Dirección del Área de Biodiversidad del Departamento de Investigación y Conservación de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara y a su vez profesor honorario de la Universidad de Buenos Aires, siendo distinguido con la “Pluma de Plata” entregada por Aves Argentinas, por los esfuerzos y logros en la conservación de la selva misionera.Juan Carlos logró salvar miles de hectáreas de flora y fauna nativas. Por ello la naturaleza argentina lo extraña y espera que su legado sea fuente inspiradora para que surjan hombres que entreguen sus vidas como fue su estilo.





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