Señora Directora: Como familiar de jubilados que para su salud dependen del Pami, no puedo menos que expresar mi absoluto desagrado a la suspensión de la gratuidad para la obtención de algunos medicamentos para los abuelos. De por sí el constante incremento del costo de vida, desde hace mucho tiempo viene dificultándoles la posibilidad de alimentarse bien y, ni hablemos, si pretenden darse algún “regalito” o “extra”, totalmente fuera de su alcance.Si bien la situación ya era difícil con el gobierno “K”, la realidad ahora parece querer volverse más cruel. Por vaya uno a saber qué razones, se cercena uno de los beneficios que reciben nuestros abuelos y que les ayudaba a acercarse a un vejez más digna.Comprendo que pudiera haber necesidades insalvables para asumir una decisión tan inhumana y brutal, pero no entiendo como hay funcionarios políticos que dicen representar al pueblo y que no sean capaces de irse dando un portazo para no verse obligados a avalar estas medidas y actuar en consecuencia.El Pami nunca fue la panacea que se hubiese deseado, pero la situación empeora cuando se les cierra puertas a nuestros “viejitos”.





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