El menor, presuntamente alterado por el consumo excesivo de drogas, irrumpió en el hogar con el arma blanca en una mano y en la otra, a modo de garrote, el tramo de metal de 70 centímetros.Con el rostro pintado de ira, desencajado, amenazó a su madre y la golpeó, cuando su pareja intentó defenderla sufrió el mismo ataque. Amedrentados ambos, intentaron calmarlo con súplicas, pero lejos de frenarlo el irascible tomó un termo con agua caliente y se lo arrojó a su progenitora.Mientras esto ocurría, una patrulla del destacamento Cien Hectáreas llegó al lugar alertada por los desesperados vecinos.La contingencia para los uniformados se presentó crucial, ya que no podían ingresar por la fuerza y atrapar al violento, porque la vida de dos personas equilibraba en el filo del cuchillo del menor de edad.De acuerdo a voceros policiales, la agresividad que expresaba el joven no se correspondía a la emoción de una discusión familiar, por el contrario, sorprendía porque se manifestaba alienado, bajo sospecha de un excesivo consumo de alcohol y drogas.Fueron largos los minutos que necesitaron los uniformados para tranquilizar al adolescente. Le insistieron en que desista de sus amenazas y evite una tragedia.El diálogo tuvo el efecto deseado y el menor se entregó, tiró al piso el cuchillo de quince centímetros de hoja y dejó que los agentes de la Unidad Regional II lo lleven demorado a la Comisaría de la Mujer de Oberá.Las víctimas debieron ser trasladadas al hospital Samic para las curaciones de golpes y quemaduras.El agresor en tanto, permanece alojado bajo la decisión del Juzgado Correccional y de Menores de esta ciudad.





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