Es que vivir juntos “para siempre” no es vivir en una eternidad quieta a la cual hay que ser leal, sino transitar un camino con todos los avatares que pueden aparecer. Lo principal será tener ganas de estar en sintonía.Y ser vivo como para no dormirse.Si una conciencia de que las cosas del amor tienen vida y que las cosas vivas puedan morir, la tendencia será a no cuidad lo que se ama porque se lo considera automático y, desde allí, la modorra existencial generará los problemas del caso.Agrego una palabra clave en todo esto: “curiosidad”. No dar al otro por descontado. Tampoco a uno mismo, convivimos con algunos misterios y nunca terminamos de conocer al otro ni de conocernos a nosotros mismos. Vivimos, más bien en una permanente aventura aun dentro de la rutina más rutinaria, e interesarnos por el otro puede darle una mayor vitalidad al vínculo y abonar en la intimidad esencial.En este sentido, la lealtad está con el amor, no con los roles rígidos que se hayan tenido en las primeras etapas de la pareja.Estos roles sirven en su momento, pero pueden ser también una cajita dentro de lo que termina faltando el aire.Crecer desparejo es entonces, una oportunidad. Generara temores, pero a la vez esa conciencia nos despierta, mientras que la idea falsa de que tenemos a la vaca atada solo nos adormece y entonces, y allí vienen los dolores que, en el terreno del amor de pareja, se siente ondo, sobre todo cuando lo que se creía eterno deja de serlo.HaikuUna sonrisa en el cierre sutil de las palabras.Por Aurora Bitó[email protected]





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