Bueno… mis carteras son, por lo general, grandes y es como si estuviera permanentemente haciendo el check-in para embarcar hacia algún lugar. Como me gustan mucho las carteras, las tengo a montones: de colores, canastos, de rafia, de cuero, hechas al telar, de fiesta, “de salir”, “para ir a trabajar”, de invierno, de verano, para viajar… en fin, son mi debilididad y no puedo dejar de comprarlas. Siempre hay una que “necesito” y si están en composé con el calzado, mejor. Adentro llevo un necessaire pequeño con todo lo que podría “necesitar”, desde pincita de depilar hasta crema para manos tamaño portátil, pasando por el líquido para limpiar las lentes de contacto, estuche para las lentes, lágrimas para lubricar los ojos, lentes de sol, alcohol en gel, algún medicamento. En otra cartucherita van mis documentos, los del auto. Después la billetera, aparte el monederito. Dependiendo de a dónde voy, agrego el libro que estoy leyendo, la agenda es infaltable. Una toallita diminuta para secarme las manos. Si voy a trabajar agrego la cartuchera con todos los elementos de escritorio, el celular. En fin… me llevo todo. Y ahora el off.





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