La Ley Nacional de Migraciones Nº 25.871 señala en sus artículos 4 y 5 que la República Argentina garantiza el derecho a la migración “sobre la base de los principios de igualdad y universalidad” y que además “el Estado asegurará las condiciones que garanticen una efectiva igualdad de trato a fin de que los extranjeros puedan gozar de sus derechos y cumplir con sus obligaciones”.Esta situación de “igualdad en el trato” que establece la ley no se iba a cumplir si el Frente para la Victoria hubiera seguido en la Presidencia y si el exgobernador Maurice Closs hubiera llegado al Ministerio de Turismo de la Nación. ¿Por qué? Porque Closs usaba sus influencias y contaba con el apoyo del gobierno kirchnerista para impulsar la creación de un nuevo Centro de Frontera en Puerto Iguazú, que sería exclusivo para los turistas provenientes de Brasil que se dirigieran a los hoteles, los restaurantes o el barco casino que se están instalando en la exclusiva zona de las 600 hectáreas de esa ciudad.El proyecto quedó parado luego de la derrota del kirchnerismo y la salida de Closs de la Gobernación de Misiones. Pero si Daniel Scioli hubiera resultado presidente, Closs sería su ministro de Turismo (según anuncios previos a las elecciones) y desde ese cargo hubiera podido seguir impulsando la polémica obra.¿Por qué polémica? Porque en lugar de agilizar el paso fronterizo actual para que “todos” los que ingresan al país tengan un “trato igualitario”; el exgobernador direccionó su gestión y los recursos económicos para beneficiar a un pequeño grupo de empresarios turísticos muy vinculados al poder político, los cuales poseen negocios en las 600 hectáreas, como hoteles, restaurantes y donde se instaló el barco hotel casino, que todavía no está funcionando pero lo haría en el futuro y que, según versiones, tiene como socio a un poderoso empresario K que amaso fortunas en la década kirchnerista.¿Cómo hizo esto Closs? Contó con la ayuda del exministro de Interior, Florencio Randazzo, quien le autorizó una “ampliación” del Centro de Frontera de Iguazú, que en realidad no era una ampliación, sino la construcción de un nuevo predio, que estaría ubicado entre el puente internacional Tancredo Neves y el actual Centro Fronterizo. A cambio la provincia donó cuatro hectáreas para realizar la obra.¿Por qué se violaría el principio de igualdad? Porque los turistas que se dirijan al espacio de recreación -donde empresarios vinculados al poder tienen sus negocios- demorarían unos pocos minutos en realizar el trámite migratorio. En cambio, el ciudadano que trabaja, el que visita la ciudad o el que debe realizar algún trámite, no tendría el trato preferencial y debería realizar el trámite común, que normalmente demora entre dos y tres horas, por las extensas filas de vehículos que se forman a lo largo del puente.En términos económicos, la maniobra ideada por el clossismo, hubiera provocado un fuerte daño al comercio, los restaurantes y los hoteles de la ciudad, aseguran en Iguazú. Porque los ciudadanos brasileros que vienen sólo por diversión, a comer o recrearse a la Argentina hubieran optado por el trámite “VIP”, demorando sólo cinco minutos y hubieran dejado su dinero solamente en los negocios instalados en las 600 hectáreas. Sin embargo, los emprendimientos tradicionales que tienen 30 años de trayectoria o más y que hicieron crecer a la ciudad, hubieran visto cómo el flujo de turistas y de ingresos económicos se hubiera trasladado hacia otro sector en beneficio de un nuevo grupo de empresarios estrechamente vinculados al poder y particularmente al clossismo.Este ingreso VIP posee un camino que aleja de la ciudad al que lo transita y lo interna en la selva Iriapú, lugar de nuevos emprendimientos turísticos. En ningún momento priorizó Closs las gestiones para agilizar el ingreso de “todos” los visitantes por el actual Centro Fronterizo, sino que su intención era crear un trámite “express” sólo para aquellos que van al espacio de recreación, no toda a la ciudad.Sergio Dobrusín, el ejecutorDe acuerdo a la documentación a la que accedió PRIMERA EDICIÓN en exclusiva, el exministro de Turismo de Misiones, Sergio Dobrusín, fue el ejecutor de la gestión encomendada por Closs ante los organismos nacionales, como Gendarmería, Afip-Aduana, Migraciones, Senasa, entre otros.Desde el cargo de ministro de Turismo, siempre se comentó que Sergio Dobrusín era una de las manos ejecutoras de las gestiones encomendadas por Closs en beneficio de algunos negociados turísticos.Dobrusín llevó adelante las gestiones que terminaron en la Resolución 0673 de junio del 2014, del entones ministro Randazzo, autorizando la ampliación del Centro de Frontera y aceptando la generosa donación del gobierno de Misiones de cuatro hectáreas para realizar la obra.“El subsecretario de Gestión Estratégica del Ministerio de Coordinación de Gabinete de Misiones, Sergio Dobrusín, remitió nota el 13 de mayo de 2014 a la Dirección de Asuntos Técnicos de Frontera de este Ministerio, mediante la cual adjuntó propuesta técnica de las obras de ampliación del Paso Internacional Iguazú – Foz de Iguazú, a efectos que la misma sea consensuada con todos los organismos de control con injerencia en la operatoria fronteriza”, remarca la Resolución de Randazzo, a la que tuvo acceso PRIMERA EDICIÓN.El artículo 1 de la resolución, luego de una breve fundamentación, autoriza “a la provincia de Misiones a ejecutar la obra de ampliación del Paso Internacional Iguazú – Foz de Iguazú”.Por si quedaran dudas de que se trataría de un proyecto exclusivo con trato preferencial para los turistas que ingresen al circuito de recreación, las palabras del mismo Dobrusín lo dejaron en claro: el 17 de marzo de 2014 declaró a la prensa que “hay una primera etapa en la cual se agregarán casillas en el lugar donde está el Centro de Frontera ahora, sobre todo el ingreso de Brasil hacia Argentina; y en una segunda etapa se realizará una ampliación completa nueva que permitiría el ingreso directamente a la zona de las 600 hectáreas, en ese caso sería un acceso exclusivo para turistas y para tránsito vecinal fronterizo, no para cargas ni para camiones. Así se podrá entrar a Iguazú como turista por las 600 hectáreas”.Randazzo, un amigo del clossismoEl exministro de Interior de la Nación, Florencio Randazzo, mantenía una estrecha relación con el clossismo de Misiones al punto de colocar al clossista Daniel Domínguez en Migraciones de Posadas y de recibir fuerte apoyo de Domínguez y del actual diputado nacional, Jorge Franco, en su precandidatura presidencial, ambos siguiendo indicaciones del exgobernador Closs.Randazzo tenía en su Ministerio la facultad de autorizar la ampliación del Centro Fronterizo y lo hizo sin objeciones, a cambio de cuatro hectáreas de tierra misionera que donó el exgobernador Closs para esa obra.El
mismo Randazzo fue el que favoreció con una medida a otro grupo económico muy beneficiado en los años de gobernación de Closs, particularmente el Grupo Z, que se alzó con el servicio de transporte internacional de pasajeros por tren, entre Posadas y Encarnación, gracias a una dudosa licitación “armada entre gallos y medianoche” donde no se presentó otro oferente a competir por ese negocio.Pase libre para todosAnte la situación económica compleja en los últimos meses para el sector comercial, gastronómico y turístico de Iguazú, debido al abaratamiento de los precios en Brasil, el Concejo Deliberante local aprobó una ordenanza para solicitar a las autoridades nacionales que otorguen un pase libre a todos los visitantes que ingresan al país para comprar mercaderías o hacer turismo.De esta manera se intenta que los visitantes brasileños no demoren dos o tres horas en el puente (con la posibilidad de dar vuelta y regresar a su país) sino que puedan ingresar en pocos minutos a la ciudad para hacer compras y turismo, beneficiando económicamente a las empresas locales, que generan empleo y crecimiento económico para la ciudad.Se intenta de esta manera agilizar el flujo de turistas y darles comodidad y facilidades, al igual que lo hacen otras ciudades con ubicación estratégica y fronteriza como Iguazú. No se trata de eliminar el control, sino que sería una “flexibilización”. Todos aquellos visitantes que quieran continuar hacia el interior del país después deberán hacer los trámites y controles correspondientes en las rutas, aeropuertos o terminales, respectivamente.





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