Mi pasión por la música es un sentimiento complejo que nace desde niño partiendo de la disciplina, del trabajo rutinario, el deseo de progresar y la “presión” de mis padres, mis inicios a los seis años, me las pasaba practicando una hora diaria o más algunos ejercicios, entre ellos los del compositor austríaco Czerny, que eran difíciles y me dejaban exhausto.Siempre tuve conciencia sobre lo mucho que invirtieron mis padres en los estudios, constituyendo una presión sobre mí, y esto me obligaba a esforzarme más para estudiar.Mis padres no eran tiranos que me encadenaban a cualquier estudio que apareciera, sino que tuvieron en cuenta mis gustos e inclinaciones hacia el arte, lo que sí me pedían era que una vez tomada la decisión fuera consecuente y perseverante en ella por un tiempo prudencial, y si llegaba a la conclusión de “que no era para mí” la podía abandonar.Ellos tenían en claro que todo lo que yo aprendiera de niño me iba a ayudar de grande, ¡Y tenían razón!, a la distancia reconozco que todo lo que invirtieron en educación en mí me ayudo mucho, aumentando mis posibilidades para desarrollarme y adaptarme mejor a los problemas que me presenta la vida.Que hubo presión por parte de mis padres, ¡Sí las hubo!, pero analizando la situación debo reconocer que yo de cinco o seis años, difícilmente iba a tomar la iniciativa “solo” para estudiar en la escuela, estudiar un arte como el piano o practicar un deporte cualquiera en forma disciplinada y progresiva.A esa edad, sólo quería jugar al futbol en algún potrero con mis amigos, pasarla lo mejor posible con mi familia y si era posible ni aparecer en la escuela.Es bueno preguntarse ¿Qué niño de esa edad tomará “solito” la decisión de estudiar algo de forma disciplinada y metódica? Creo que muy pocos o casi nadie.La mayoría de los logros que hoy puedo disfrutar no serían tales sin esas “presiones” paternas, ellos las hacían a su manera con aciertos y defectos, pero lo más importante era la “intención” esencial que era ayudarme.Aprendí que nada se logra sin esfuerzo, por más que tengamos un don o virtud excepcional, como una excelente memoria, saber dibujar bien como Dalí, ser creativo como Da Vinci o tocar el piano como Chopin, etc. Toda aptitud si no la ejercitamos y trabajamos con disciplina y una buena guía, pronto se marchitará.Reconozco que cuando me siento al piano para hacer música, siento inicialmente una “incomodidad leve” que rápidamente se va con la primera nota, y que según mi análisis obedecería a algún residuo emocional de esa “presión por obligación” que quedó por mi educación.Ese “tenue sinsabor” desaparece inmediatamente, empezando a disfrutar el encadenamiento armonioso de los sonidos, aunque es una marca indeleble producido por el “rechazo” a “presiones de las obligaciones pasadas” impreso en nuestra mente.Aprender cualquier arte, emprendimiento o alguna destreza presionados y por obligación, aunque sea mínimamente no es lo mejor, lo ideal sería aprender por verdadera “vocación”, aunque siempre alguna presión habrá.Pero como dijimos, ¿Qué niño tiene la “vocación e iniciativa” de ir a la escuela para aprender a leer y escribir, estudiar idiomas, o cualquier instrumento o cualquier arte, etc.?Reconozcamos que la gran mayoría de nosotros, de niños hemos necesitado el empuje por presión paterno, para cumplir con las obligaciones en forma continua y con la intensidad que ellos delinearon, algunos habrá sido más severos que otros.Lo importante es el trauma por esa tensión que queda en cada niño y que dependerá de la intensidad de presión ejercida, y la forma en que el niño la afrontó para aliviarla y transformarla, a esto se le llamó “mecanismo de afrontamiento”.Entonces luego de un pequeño “empujoncito o presioncita” comenzamos a los seis años con el camino de la educación en escuelas, donde se agrega una nueva obligación y presión por parte de los docentes, para hacerla con las mejores notas y la mejor educación.Esta presión por la obligación escolar se acentúa con los exámenes, que solo decae al finalizar los ciclos lectivos ya sean primarios, secundarios, universitarios y de post grado, pero casi nunca nos vamos a poder desprender de esa pequeña incomodidad con cada examen que enfrentemos, que debemos aprender a superar y calmar.Algunos podrán anular y reprimir las presiones totalmente, pero otros sentirán sensaciones de disconfort al tocar música, o en cada examen, otros al leer o escribir, que va mermando con los años.Algunos temores por presiones se manifiestan en mis sueños, donde aún debo materias de medicina, despertándome angustiado por qué tengo que seguir rindiendo. ¡Gracias a Dios todo termina al despertarme!.En las obligaciones escolares, existen dos muy básicas e importantes, las cuáles nos acompañaran toda nuestra vida, y son el “leer y escribir”; ambas prácticas con sus “significados” son manifestaciones de la sabiduría humana que se acumularon con los siglos, y que son de extraordinaria importancia.Debemos darnos cuenta que leer y escribir, son esenciales para salir de nuestro estado básico primitivo comunicativo y educacional, aunque más presión para que estudiemos más sufriremos, primero de nuestros padres, luego se sumarán las de nuestros educadores, maestros, profesores, y también de la sociedad.Todos nos reclamarán saber leer y escribir, y quién no lo sepa hacer, sufrirá el equivalente a la amputación de una parte del cuerpo, muchas veces sin darse cuenta, ya que sus posibilidades de acción se verán muy reducidas.“Todo el mundo me dice que tengo que hacer ejercicios físicos, que es bueno para mi salud, pero nunca he escuchado a nadie que le diga a un deportista, tienes que leer”- José SaramagoEs muy común que después de aprender a leer y escribir, nos negamos a ponerlos en práctica, siendo haraganes para la lectura y escritura, debido a esa sensación de malestar interiorizada producto de la “presión por la obligación” acumulada en los años, que persiste en nuestra mente y que nos cuesta desprendernos y neutralizarlas.Leer y escribir en nuestra sociedad actual es esencial para nuestra vida, casi como comer y beber, porque pone en movimiento nuestra mente, la hace expresar, la provoca para buscar nuevos caminos y soluciones, la hace crear e imaginar, en resumen colabora con el proceso de “pensar”, que es nuestra meta básica mientras vivimos.Deseo tu opinión:[email protected]





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