Su nombre era Charles M. Schulz, pero esta mañana todo el mundo prefiere llamarlo Sparky. Así conocieron sus íntimos al dibujante que, durante 50 años, concibió e ilustró una genial historieta sobre las aventuras y pequeñas miserias de un grupo de niños de un minúsculo pueblo estadounidense de localización imprecisa. Y así se refiere a él todo el mundo en esta pequeña sala parisiense pegada a Champs Elysées, improbable escenario a 7.000 kilómetros de su Minnesota natal, y escogido para revelar las primeras imágenes de una película destinada a desempolvar su legado. Rodada en 3D, "Peanuts" llega este jueves a las salas argentinas y a las de Sunstar Cinemas, en el Posadas Plaza Shopping de la capital provincial.Los interesados en ver la película el viernes en Posadas, pueden acercarse a la sede de PRIMERA EDICIÓN (avenida Corrientes 2.434) con el cupón que aparece en la edición de este jueves del diario y canjearla por una entrada sin cargo. Los personajes fueron publicados en 75 países y traducidos a 21 idiomas. La película no deja de ser una forma de dar oxígeno a las 900 licencias de merchandising.La primera tira de "Peanuts", la genial saga protagonizada por Charlie Brown y Snoopy, apareció en octubre de 1950. En 2015 también se cumplió el 15º aniversario de la muerte del dibujante, en 2000, a causa de un cáncer de colon. Además, sus descendientes se dieron cuenta de que las jóvenes generaciones lo conocían entre poco y nada. “Queríamos que los chicos que pasan el día en YouTube lo descubrieran. Al no ser plenos propietarios de los derechos, caímos en la cuenta de que si no lo hacíamos nosotros se nos adelantaría alguien”, responde desde California Craig Schulz, cuarto de los cinco hijos del dibujante, que también ha producido y coescrito la película con su hijo Bryan.Además, la familia Schulz firmó un acuerdo en exclusiva con la productora francesa Normaal Studios para producir 500 cortos de animación que se empezaron a emitir en agosto por Discovery Kids. Por primera vez en 35 años, los Peanuts vuelven a estar animados.Si la familia dudó fue por miedo a dilapidar la herencia de Schulz con un proyecto que no respetara el peculiar código de esta historieta protagonizada por niños que juegan a ir al psicólogo y aborrecen el campamento de verano.Estaba en juego la confianza de una auténtica legión de fans. En la cúspide de su éxito, 355 millones de lectores siguieron a diario las aventuras de estos personajes en 2800 periódicos de 75 países distintos (aquí, en La Prensa, con el título de “Rabanitos”). “Si nos involucramos personalmente en el proyecto fue para tener un control total. Queríamos hacer algo que mi padre hubiera aprobado. No queríamos unos Peanuts demasiado contemporáneos. No queríamos una versión hip hop”, apunta Craig Schulz. Subido al escenario de ese cine parisino, el director Steve Martino, responsable de films como Horton y el mundo de los quién y La era de hielo 4, admite que sintió presión. “Cuando me confiaron el proyecto me sentí extraordinariamente feliz, siendo un gran fan de Schulz desde siempre. Pero no tardé en ponerme nervioso. Cada vez que me cruzaba a alguien, me decía las mismas tres palabras: ‘No lo arruines’”, afirmó.Las nuevas secuencias se inscriben en el universo analógico que ideó Schulz. Los teléfonos tienen disco de marcar y hay máquinas de escribir. Y, como en los especiales televisivos, los personajes están doblados por niños de su misma edad y no por adultos con voz aguda.





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