La niña convertida en mujer regresa a su tierra colorada cada vez que puede y vuelve a grabar en diferentes escenarios. María Cabral canta desde pequeña, de cuando iba al Ipesmi y cantaba en los actos, mientras continuaba su formación con Inés Costain. Siempre supo que la música era su pasión y si bien viajó a Buenos Aires para estudiar psicología, en realidad aprovechó para formar su voz. Poco a poco fue creciendo, grabando con músicos como Rula, Richard Cantero y ahora con Ángel Hadziconstanti, un músico porteño.Ya convertida en cantante y compositora profesional, María nos cuenta que para lograrlo se necesita mucha dedicación, pues “hay que estudiar de todo. Si tengo una música en la cabeza y deseo escucharla tengo que conocer la manera de hacerlo. Estudié con Jorgelina Alemán en su estilo de jazz, y más con María José Castro para encontrar mi sonido”. Sesiones de respiración, colocación de voz, expresión corporal, matices, para poder interpretar con tanta pasión las canciones que ella convierte en placeres para el alma. Para componer una canción se necesita conocer de instrumentos así genera María lo que le resuena en su cabeza. De pequeña estudió piano y se maneja muy bien con la guitarra, pero igualmente sigue incursionando en todos los instrumentos, conociéndolos en lo profundo como conoce a los tambores del candombe. Precisamente, después de su visita a la sede de PRIMERA EDICIÓN, ya partía rumbo a Brasil y en este momento está en San Salvador de Bahía, junto a esos amigos con los que harán música en diferentes escenarios. Con SextoSentido tiene una relación, pues ella es hija de mi amiga y compañera del colegio Santa María, Gabriela Machado y realmente quienes la escuchamos cantar nos emocionamos. Su privilegiada voz se combina con el sentimiento, es esa manera que tienen de llevarte a lugares mágicos los que saben interpretar. Ahora con canciones con influencias de la región, con el aire del chamamé y la chacarera, pero también de la zamba brasilera, de tambores, de selva y pájaros, de aves y por qué no del viento. Con María nunca se sabe a dónde irás cuando canta, pero sí te garantiza un placentero viaje sin ganas de retorno. Por Rosanna Toragliorosannaypunto @hotmail.com





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