Ella era una mujer con las facciones de la cara rígidas. Su cuerpo erguido y a la vez como sosteniendo una “gran mochila”. Su mirada pedía a gritos: “ayúdame a sacarme esta pesada carga”. No sabía cómo hacerlo. Inició el taller de Feng – Shui con ganas de que este taller del que tanto le habían contado sea esa ayuda que estaba necesitando. No soportaba más vivir desde ese lugar… se sentía como que una parte de ella misma la estaba matando. Sentía que su enemiga era ella misma en su pasado, que venía y venía a torturarla.El día estaba lluvioso, hacía frío. Llegó al taller un poco mojada, se sentó en una silla a esperar que todas sus compañeras llegaran. La maestra la vino a saludar y le dio un largo y gran abrazo, ella se sentía rara. Le costaba abrazar así, era como que se sentía indigna del abrazo. Su actitud era de ocultarse “en una fingida timidez”. Cada día cuando llegaba al taller la maestra la abrazaba largo y fuerte… a medida que pasaban las clases se iba soltando y dejando más y más… “Abrazar”. Su mirada estaba cambiando. Ya no estaba esquiva cuando la miraban…Ese día en la clase se hablaba de ser reales con ustedes mismas. ¿Cómo hacemos para ir más profundo, cómo hacemos para expandir más nuestra conciencia?, preguntó de repente como si alguien dentro de ella la empujaba a preguntar. La maestra la miró con ternura y dijo: usen la herramienta de la honestidad en forma consciente y verán cómo sus vidas se transforman. Úsenla con ustedes mismas y en las relaciones;?en sus trabajos-negocios, úsenla en todas partes… Adquieran conciencia de lo que han hecho y sean honestos al respecto. Recuerden que la consciencia es una condición de “SER”. Se puede Elegir Vivir… “Elegir”, repitió la maestra y la volvió a mirar. Les voy a contar una experiencia personal: Cuando me fui por 6 meses al centro Isha en Costa Azul-Canelones – Uruguay, al programa de sanación y expansión de consciencia, me regalé: 6 meses de mi vida. En ese entonces conocí a una mujer, era una compañera del proceso, era una mujer llamada Elsa, que todo lo hacía perfecto si no la observabas bien, “era la mujer perfecta”… tranquila, amorosa, siempre complaciendo a todos y lo que hacía lo hacía muy bien… pero tenía una mirada dura y una cara rígida… parecía que sostenía algo muy grande en sus espaldas, cuando la observabas mejor, veías esa actitud de molestia con ella misma…Ella miraba a sus compañeras como buscando ver quién se sentía incómoda como ella… Todas en la clase estaban atentas escuchando ¿qué había pasado?… (¡No se pierdan el próximo domingo!) Colabora: Sandra De MarchiAsesora De Feng Shui-Decoradora. En [email protected]





Discussion about this post