Finalmente, la fiscal Myriam Estela Silke pidió que la causa que investiga la denominada Masacre de Panambí, materializada en el feroz asesinato de cuatro integrantes de la familia Knack, en esa localidad, sea elevada a la instancia de debate oral y público, consignaron fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN.Esto no se traducirá en la inmediata elevación del caso a juicio, porque los abogados defensores de los tres acusados, Juan Godoy, Pablo Paz y Marcial Alegre seguramente apelarán la decisión de la representante del Ministerio Público Fiscal.Y entonces el voluminoso expediente será remitido a la Cámara de Apelaciones en lo Penal y Correccional de la provincia; que deberá decidir sobre el meollo de la cuestión.Este es el camino más lógico que pueda seguir la causa, que está en manos del juez de Instrucción 2 de Oberá, Horacio Heriberto Alarcón. Puede ocurrir, también, que no haya recurso de apelación; pero es la teoría menos probable. En este caso; el requerimiento fiscal quedaría firme y listo para ser elevado al Tribunal Penal 1 de Oberá, donde se desarrollarán las audiencias orales y públicas.En el contexto de un marcado hermetismo; no trascendió si la fiscal Silke decidió sobreseer definitivamente al militar que llegó a estar privado de su libertad por su presunta participación en el macabro episodio. Con posterioridad, ante la ausencia de pruebas en su contra, el militar fue liberado por falta de mérito aunque no sobreseído.Por esta razón, justamente, todo indica que el Ministerio Público pedirá que sea exceptuado de toda culpa o cargo.Diametralmente opuesta es la situación de Paz, Godoy y Alegre. De ellos tres, probablemente, el más comprometido sea el primero, exintegrante de Prefectura Naval Argentina (PNA).Su patrón genético fue detectado en una caja de cartón, dentro de la vivienda de los Knack; y confirmado a través de una prueba de ADN realizada en un laboratorio porteño.El empresario maderero Carlos Knack, su esposa Graciela Mojsiuk y sus hijos Bianca y Cristian sufrieron y mucho antes de morir. El muchacho de 22 años vivió lo suficiente para aportar datos clave para la investigación. Por ejemplo, identificó a Paz;?no a través de la identidad del exprefecturiano, que no recordaba por cierto, sino señalándolo como el hombre que solía ir al aserradero para comprar machimbre y hasta tenía la desfachatez de cortejar a su madre.Antes de morir contó que el día de la masacre logró liberarse de las ataduras, desatar a su padre para, entre ambos, destrozar la ventana y sacar a Bianca y Mojsiuk al patio lateral de la vivienda.Allí vio cuando Paz abandonaba la casa, ya con el rostro al descubierto. Por eso lo reconoció. “Nano” Knack, el único sobreviviente de la masacre aquel 25 de mayo de 2014, contó en una entrevista exclusiva con PRIMERA EDICIÓN, publicada el 9 de este mes, que Paz, al percatarse que el muchacho lo vio, regresó hacia él y lo acuchilló sin parar para terminar con la faena.Pero Cristian sobrevivió. Su corazón siguió latiendo hasta que contó detalles de lo ocurrido, con una valentía conmovedora. La masacre de Panambí sucedió el 10 de mayo de 2014. “Nano” Knack confió en aquella entrevista que, en su parecer, hubo un entregador y que pudo haber sido un exempleado que, este año, protagonizó un doble homicidio en la localidad de Los Helechos. Ese hombre vivía a 800 metros de su casa.La consigna fue matar“Nano” Knack fue el único sobreviviente de “La masacre de Panambí”. Se salvó de milagro, o tal vez porque no era su hora. Estaba en casa de su novia cuando los asesinos irrumpieron en su domicilio, donde estuvo diez minutos antes.Cuando llegó, sus padres y hermanos gemían de dolor. Estaban completamente quemados y en las gotas de lluvia buscaban algo de alivio a un dolor inimaginable.Graciela Mojsiuk, su mamá, le contó que los criminales llegaron al lugar con una botella de alcohol dispuestos a torturarlos y matarlos. “Nano” desmintió que su padre se hubiera resistido a entregar el dinero y menos aún cuando los criminales amenazaban con prender fuego a Bianca, una niña de doce años.Los asesinos no se conformaron con quemar a las víctimas; intentaron incendiar la vivienda. No lo lograron porque Carlos Knack y su hijo Cristian se desataron y detuvieron el furor de las llamas.A ese extremo llegó la crueldad de los criminales; sin dudas personas temibles que, incluso en prisión, deberán ser custodiados con mucho celo.





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