Una pinceleta n° 4 nos será muy útil para dar fondos blancos, pintar superficies grandes y aplicar el barniz. Es importante que sea de cerda blanda, muy suave, para que no deje el rastro del pincel en el trabajo.Un pincel angular n° 6 u 8 para pintar el motivo en sí. Esta clase de pincel me permite hacer dos tipos de trazos según la posición en que lo utilicemos, plano de un lado o fino del otro.Un pincel liners n° 0 para hacer detalles.Hasta este punto y contando con tan solo tres pinceles podemos empezar a trabajar. Con el tiempo iremos adquiriendo más y de diferentes tamaños y formas, no los descartaremos nunca porque les voy a enseñar a limpiarlos de la manera adecuada y hasta el más viejito o *corochito* como lo llamo yo, nos sirve para lograr diferentes efectos, como por ejemplo arbustos o el follaje de un árbol.Para limpiar los pinceles vamos a utilizar un rallador de manzanas, de esos que se consiguen en el supermercado, la superficie irregular es idéntica a la que tiene uno especial para limpiar pinceles que se compra en la librería y obviamente la diferencia de precio es considerable. Sobre esa superficie y acompañando el movimiento en el sentido de las cerdas, con jabón común o detergente, frotamos de manera suave para desprender todo ese resto de pintura que se va acumulando en la base, y luego enjuagamos con abundante agua natural.Y por último, pero no menos importante les recomiendo adquirir los pinceles en esos negocios de los chinos, se consiguen de buena calidad, cerdas suaves y precios accesibles.Colabora: Claudia Olefnik Artista plástica. Responsable del Taller Monarcas. En Facebook. Teléfono: 0376-4720701





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