A la incertidumbre que rodea a las más de 30 familias asentadas en el barrio El Timbó Viejo de Apóstoles, se sumaron ahora los estragos ocasionados por las últimas tormentas que volvieron a romper buena parte de los negros plásticos que cubren las precarias casillas. Provenientes de distintos puntos del interior de Misiones, llegaron en busca de oportunidades. Algunos residen allí hace diez años, otros siete, otros cinco. Los que menos tiempo llevan en la zona ya cumplieron los dos años. El aspecto del asentamiento es cada vez más decadente. Más que en los comienzos. Es que los costeros están podridos, inclinados, a punto de caer, y los techos flamean deshilachados, producto de los embates de las inclemencias del tiempo. En medio de ese panorama, los habitantes del asentamiento temen que aquí se repliquen los desalojos que se registraron hace poco en Buenos Aires, porque ellos estuvieron al borde de ser echados del predio en al menos dos oportunidades. Los vecinos volvieron a manifestar su indignación porque el 10 de diciembre el intendente Mario Vialey asumirá su segundo mandato frente al municipio, y en cuatro años no tuvo la capacidad para resolverles el problema que acarrea otros tantos inconvenientes, particularmente en el ámbito de la salud y la educación.A pesar de los pedidos, las mejoras no aparecieron. "Durante la campaña dijo que no quiso dar chapas porque el barrio iba a hacer relocalizado y que, además, no quería que las casas de Apóstoles tuvieran techos de cartón, sino de zinc. Que buscaba que se encuentren en mejores condiciones y por eso las dejó así. Y hasta ahora siguen así", manifestó Laura Duarte, una enfermera que se vinculó con los habitantes de la zona por casos de niños desnutridos y celíacos. Contó Duarte que en julio, cuando los vecinos preguntaron al jefe comunal adónde los iba a relocalizar, "les dijo que la prioridad eran unas familias que viven en un callejón y que después les llegaría el turno". Pero todo siguió igual y nadie habló más de las posibilidades de darles un espacio en el barrio Chesny, con el que estaban esperanzados. Sin treguaY como si fuera poco, las intensas lluvias no dieron tregua a la mayoría de los pobladores porque las maderas que se colocaron debajo de los plásticos además de estar dispersas, no resistieron: cedieron e hicieron que el polietileno se llenara de agua y cayera pesadamente sobre las pocas pertenencias. Es que ese plástico es lo único que tienen. En realidad es lo único que la Municipalidad de Apóstoles puede darles. Ellos refuerzan con cartones y otros desperdicios. La vecina aportó además que "las familias aceptan (los plásticos) porque no hay otra cosa, y no tienen cómo solucionar el problema por otro lado, de otra manera". También agregó que "el secretario del intendente fue a ver a quienes habitan en una de las casillas damnificadas pero no les prestó ayuda porque no votan en Apóstoles. Se trata de una señora paraguaya que hace dos años vive aquí junto a sus siete hijos. Una de las chicas incluso ya tiene chicos, y están todos apretados, hacinados, en una misma pieza. Es una mujer que, a simple vista, quiere progresar porque aún viviendo en ese ranchito tiene su propia huerta y su jardín".





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