Cuando nacemos y durante los primeros meses de vida, mientras vamos aprendiendo, hay pocas maneras de comunicarnos. Hablamos más del sentido de supervivencia que de lo heredado, y más tarde al crecer pasamos por etapas más grandes donde el aprendizaje ronda la satisfacción y realización personal.A su vez, la práctica de un método desconocido supone una forma adecuada y agradable de incorporación, por eso mismo, porque la persona carece de conocimientos sólo vamos a otorgar las herramientas necesarias que se puedan aprender para su mejoría.Más allá del estado físico actual que se mantiene con esfuerzo, la realidad es muchas veces incoherente y nos encuentra distorsionados con una autoimagen errada. Algo así como las caderas anchas, consideradas en una sociedad como normal podrían ser indeseables en otro ambiente, el de escuchar voces ajenas que van exponiendo la vulnerabilidad y que muchas veces no ve la luz del día.La historia nos indica que los estándares de belleza continuarán entrando y saliendo con el tiempo manteniéndonos informados, eso nos permite la evaluación, interactuar y divertirnos, experimentando aquello de “prueba y error” y definir la imagen deseada. La autoimagen es aprendida y está ligada a la realidad sumada a la ilusión, y al disponer de un solo cuerpo y mente, nos lleva a una comprensión equilibrada que favorece a nuestra salud.





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