Casi todos acostumbramos a juntar objetos, creyendo que quizás algún día los vamos a necesitar, guardamos herramientas, ropas, muebles, juguetes, revistas, diarios, figuritas, bolitas, etc.Debido a esta acumulación de cosas, periódicamente hacemos limpieza acomodando y seleccionándolas según su utilidad, descubrimos así con asombro la inutilidad de muchas ellas, tirando, regalando o destruyendo lo inservible, sintiéndonos así más livianos, frescos y limpios, con una sensación de espacio y libertad. ¿Pero, en nuestro “interior”, deberíamos hacer alguna limpieza? Esto que llamo “interior” incluye al edificio que construimos de “ideas y pensamientos” producto de las experiencias y de la herencia que incluye nuestros instintos.Nuestro “ser interior” se guarda en la mente formado por las “ideas” que incluye valores, creencias, emociones, sentimientos y nuestra espiritualidad, que periódicamente deberían ser “higienizadas”.Esta limpieza incluiría eliminar “pensamientos, sentimientos, valores y creencias” inservibles e inútiles que guardamos, que sólo pesan y nos impiden progresar, como por ejemplo ser violento sin sentido, lo que causa dolor, daños, afectando nuestras actitudes y relaciones.Limpiarnos llevará tiempo y quizás algo de dolor, pues nos atamos a ciertas “ideas” por costumbre y miedo, otras nos cuesta diferenciarlas y dejarlas, como ser malhumorado, por lo que debemos identificarlas para seleccionarlas, cuáles nos ayudan a crear y progresar y cuáles nos perjudican.Podemos sufrir experiencias amargas como traiciones e infidelidades que no perdonamos, atándonos al pasado, o la muerte anticipada e imprevista de alguien querido que nos entristece y deprime por largo tiempo, o la falta de oportunidades que impidieron nuestro crecimiento, o frustraciones por fracasos que nos amargan continuamente, u odios y rencores añejados como “vino malo”, o agresiones y vejaciones que nos persiguen diariamente y generan un rencor profundo.También podemos tener impurezas que toleramos y tapamos, como nuestros engaños e infidelidades “encostrados” por años imposibles de extirpar, o abandonos y rupturas de relaciones que nos abatieron, o fracasos, temores y miedos antiguos que nos paralizan, o soledades que no podemos llenar, o metas que no se concretaron, o el paso del tiempo con su desgaste que no entendemos, ni soportamos y lo negamos. Todas estas ideas, emociones y sentimientos desagradables y estancados que ocupan espacios dentro nuestro, nos quitan lugar para otras ideas y sentimientos más productivos, sacándonos la pureza y libertad que quizás tuvimos y que ahora añoramos.Debemos alivianar nuestro ser, sacar los tóxicos que nos impiden ver con plenitud la vida, ventilar lo nauseabundo de nuestras desviaciones, aligerar la mochila que llenamos de porquerías, elegir los caminos a seguir, tirar lo inútil, recuperar lo perdido y valioso.Si sacamos nuestros “trastos sucios”, lo que queda renueva su valor y significado, evitamos pensamientos que se sigan reproduciendo y deformando largando olor, las cosas inútiles, dañinas y viejas no dejan espacio para las cosas nuevas y útiles.Una mujer fue al médico muy enferma, el médico la revisó y se convenció de que no tenía ninguna enfermedad, sólo sospechó que tenía una visión negativa, resentida y amargada de la vida. El médico la llevó a otra habitación donde guardaba sus medicinas, le mostró un mueble con botellas y dijo: -¿Ve estas botellas vacías?, tienen distintas formas, aunque básicamente son iguales y sirven para lo mismo. – Ahora puedo tomar cualquiera de ellas y llenarla con veneno, como para matar a un ser humano, o puedo llenarlas con remedio para calmar un dolor, bajar la fiebre o quitar una infección. – Lo importante es que yo tome la decisión y elija, el doctor siguió diciendo: – Cada día recibimos una botella vacía, podemos llenarla de “pensamientos” que afirman nuestros aspectos bellos de la vida y actitudes positivas, o con ideas destructivas. ¡La opción es nuestra! Decidir hacer una limpieza interna no es tan fácil como tomar un cepillo con jabón y refregarnos, lleva su esfuerzo y tiempo diario, lo esencial es tomar primero la decisión para así superar nuestra “amargura”.Fundamentalmente debemos limpiar nuestras ideas, emociones y sentimientos equivocados, inundándonos del perdón necesario para eliminar nuestro amargor, y establecer un diálogo interno más constructivo.También debemos dejar atrás la búsqueda empecinada de explicaciones a cosas y situaciones que jamás la tendrán, como el porqué de un fallecimiento de un ser querido, el despido injustificado de un trabajo deseado, la ruptura de una relación armoniosa por infidelidad, o la pérdida material injustificada por un desastre impredecible como un terremoto o tsunami.Buscar explicación a estos hechos “inexplicables” sólo logran instalar una amargura persistente por años, que nos envenena desde nuestra raíz, llenándonos de acidez que nos destruye, haciéndonos reaccionar con enojo, estar resentido con todos y con nosotros mismos, culpando a todos y a Dios por este malestar. El comportamiento de un amargado es como el de un necio, es agresivo y desenfrenado contra todos, si alguien guarda amargura en su corazón, la felicidad buscará otro sitio para alojarse.El discípulo dijo amargamente a su maestro: -He pasado gran parte de mi vida viendo cosas que no debía ver, deseando cosas que no debía desear, haciendo planes que no debía hacer.El maestro lo invitó a dar un paseo, por el camino señaló una planta y preguntó al discípulo si sabía lo que era.- Es belladona y puede matar a quien coma sus hojas- contestó el discípulo.- Pero no puede matar a quien sólo la contemple- dijo el maestro-, de igual manera los deseos negativos no pueden causar ningún mal, si tú “NO” te dejas seducir por ellos. Autor DesconocidoAlgunas especies de lombrices son capaces de comerse solas si no encuentran comida, así puede suceder con las personas que poseen resentimientos y amarguras, pues se consumen a sí mismas.Sólo superaremos la amargura si nuestro comportamiento se torna bondadoso y compasivo con el otro, entenderemos el significado de la palabra perdón, podremos superar el enojo continuo y sin causa, evitando nuestra pesadumbre. Mientras más rápido tomemos la decisión de perdonar, mejor nos sentiremos, lo haremos porque los otros lo merecen y porque nosotros necesitamos la paz interior, sino nuestra carga se irá acumulando a diario, hasta que quizás “explote” por algún lado, como una úlcera, una hemorragia cerebral, etc.Debemos dejar espacio a los pensamientos y emociones edificantes y eliminar lo que no se usa, lo que contamina y estorba, para que no nos encadenen al pasado con lástima y dolor.El que es incapaz de perdonar, es incapaz de amar, y mientras más amor demostremos, de más amor nos llenaremos.





Discussion about this post