Después de casi cinco años de absoluto control sobre el Concejo, la Renovación debería cambiar sus políticas que hoy impiden cualquier debate en el recinto y lleva a que muchos temas sean aprobados casi sin conocerlos, cuando no a libro cerrado, ante una oposición complaciente, resignada.Esta vez, aún si preservara la Presidencia, la falta de una mayoría clara -y si no hubiese deserciones en la oposición- el oficialismo deberá negociar para alcanzar cualquier aprobación y lograr una cómoda gobernabilidad que le permita a Joaquín Losada lograr los objetivos deseados. A la luz de los antecedentes, no parece difícil ese norte, aunque sí se requiere un claro cambio de comportamiento, diferente al actual en que, al contrario de lo que debe ser un poder del gobierno, la transparencia y la falta de claridad en lo que se debate, para propios y extraños, aparece como una metodología oscura por todos aceptada. Donde la prepotencia de la mayoría -hoy sólo por el doble voto presidencial- se ubica por sobre muchas de las demandas ciudadanas y se obvia exponer en el recinto exponer los temas en consideración o se los incorpora a último momento, sin anuncio previo.Se espera que con este cambio se cierre este período en el que es cada vez más difícil comprender el de qué se trata, permitiendo que la sanción de algunos temas queden en la duda o pasen inadvertidos cuando el debate debió dejarlos en claro.





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