Finalmente, los argentinos irán hoy a las urnas luego de una campaña especialmente intensa, iniciada anticipadamente ante la impresión de que esta octava elección presidencial desde el retorno de la democracia en 1983 impone, además de la renovación presidencial de rigor, una mirada evaluatoria sobre lo actuado por el kirchnerismo entre 2003 y 2015, el ciclo de gobierno más extenso del período democrático. Los resultados de las Paso del 29 de agosto pasado, que le dieron el triunfo al candidato oficialista Daniel Scioli, por un margen insuficiente para festejar por adelantado, determinan que en la jornada de hoy se espere saber si los votantes mantienen su previa elección o cambian hacia espacios de oposición. Tras 32 años de democracia recuperada, y doce años de gobierno kirchnerista, contabilizando los mandatos de Néstor y Cristina Kirchner, la elección de hoy pareciera contener en algún plano subyacente una suerte de balance reflexivo que se sostiene en algunos hechos duros, pero también en un plano de expectativas, y que pone en el tapete, del lado de la economía, logros que se rescatan desde diferentes ópticas, pero también problemas urgentes como la puja con los fondos buitres, el llamado cepo cambiario, y la presión recesiva proveniente de un marco internacional y regional preocupante. En este contexto, al cierre de la campaña, la posibilidad de un ballotage -al que apuestan Mauricio Macri y?Sergio Massa- continuaba latente, en tanto se hablaba de un indefinido “voto útil”, concepto que en el oficialismo y la oposición se interpreta en forma diferente, y que únicamente al cierre de la jornada de hoy -y cuando un conteo especialmente engorroso así lo permita- se sabrá si incidió o no en una votación prematuramente definida como histórica.Cristina, que se va del gobierno por la imposibilidad de aspirar a un nuevo mandato, se retiró tempranamente al Sur, donde, desde El Calafate, su búnker habitual, esperará los resultados de los comicios que no la tienen formalmente como protagonista directa, pero en los que, en más de un sentido, ocupa un lugar central de cara a una nueva etapa que, para ella, marcará un antes y un después, cualquiera sea el ganador. Sobre el fondo de crisis cíclicas, y transiciones fatales que caracterizaron a la mayoría de los finales de mandato en las últimas décadas, la salida del gobierno de la primera presidente mujer electa por el voto popular en el país, la encuentra en pleno ejercicio del liderazgo de la fuerza política que orienta y con la perspectiva de un traspaso ordenado del poder; lo que no es poco.Continuidad y cambioLa disyuntiva entre continuidad y cambio, con la que en un principio se definía el escenario de estas elecciones, en una hipótesis de polarización electoral, aparece a esta altura matizada por un complejo panorama en el que se impone una agenda de numerosos problemas puntuales, al tope de los cuales figura la preocupación por el atraso del tipo de cambio; y su efecto sobre la competitividad de la economía, estancada en su crecimiento desde 2011. En el marco regional se imponen las llamadas “devaluaciones competitivas” con resultados hasta ahora, al menos, paradójicos, y que pocos economistas creen que se pueden replicar en el país sin pagar altos costos sociales. “Cualquier intento de corregir en forma brusca el tipo de cambio corre el riesgo de terminar en una aceleración de la tasa de inflación, sin las ganancias en términos de competitividad buscadas al inicio”, estimó, por ejemplo, un estudio del economista Miguel Bein, cercano a Scioli; el cual polemiza con la propuesta de los economistas que rodean a Mauricio Macri, para quienes la solución inmediata al cuello de botella actual pasa por eliminar de un plumazo el “cepo” cambiario y dejar flotar libremente el tipo de cambio. El trabajo de Bein acusa a la propuesta de omitir, entre otras derivaciones del plan propuesto, “la intención de facilitar una apertura de la economía que discipline la tasa de inflación a costa del empleo interno”. El informe concluye en tono de paradoja:? “errar en el diagnóstico y en el orden y magnitud de las medidas requeridas puede ampliar los desequilibrios de base y llevar a la economía, o bien a una aceleración de la inflación, si sale mal la recomposición de precios relativos, o también a una recesión profunda, paradójicamente como resultado de que el ajuste “salió bien”.La discusión sobre si cabe avanzar en una zona intermedia entre el ajuste ortodoxo apoyado en una mega devaluación y la actual política de control y administración cambiaria, con una devaluación gradualista; parece la más acertada definición de lo que se juega en estos comicios en materia económica. Aunque es sabido que lo que se anuncia en campaña no siempre se concreta luego, en el ejercicio del poder. Ciclo combinadoMisiones mostró hasta hace dos años, elecciones por fuera del calendario nacional. Sin embargo, el panorama electoral de hoy ofrece, para los misioneros, como para la provincia de Buenos Aires y otros distritos, el complemento importante de una elección provincial en simultáneo, en la cual también se alude a un extenso ciclo de gobierno, en este caso de la renovación, que en estos comicios aparece otra vez aliada al Frente Para la Victoria. Contando con el antecedente de resultados en las Paso, en las que Misiones estuvo entre las tres provincias del Norte que obtuvieron la mayor cantidad de votos para la candidatura presidencial del gobernador bonaerense.La renovación sorteó tempranamente una incipiente interna con la definición por consenso de la fórmula Passalacqua- Herrera Ahuad, asegurándose un panorama de unidad que no se vio en la oposición. Muy al contrario, el frente amplio anti renovación que se venía gestando desde mediados del año pasado no cuajó en una propuesta electoral unitaria; provocando una dispersión de fuerzas que, en principio, favorecería al oficialismo, habida cuenta del peso específico de la Ley de Lemas , que en la provincia ha sido en la última década un eficiente aparato electoral para ciertos sectores de poder. El pronóstico de una corriente adversa en Posadas, aparece atenuado hoy por la mayor dispersión del voto opositor, y el abanico de tres candidaturas fuertemente estructuradas a nivel municipal; a ello se añade el detalle, no menor, de que al menos dos candidatos a la intendencia disputan el voto radical en la capital misionera.Más que nunca, y en contraposición a lo que parecería que ocurre en la escena nacional, a nivel de la provincia se diluirían cada vez más los límites de las tradicionales definiciones partidarias. En los cuerpos legislativos tanto a nivel nacional como provincial, se juega una fuerte disputa, paralela a la de los cargos ejecutivos, que no es nada menor, y tiene que ver con el posicionamiento en un período que, a priori, se abre a fuertes tensiones de crecimiento y cambio. En Misiones, puntualmente, el oficialismo pone en juego 18 bancas obtenidas hace cuatro años en una polémica resolución
de la justicia electoral.En lo que respecta a legislativos municipales, varias comunas actualizarán con la votación de hoy, el número de concejales por el crecimiento poblacional y una ley que así lo permite.Y en el Mercosur, los argentinos elegiremos por primera vez a los parlamentarios (nacionales y uno por la provincia), que asumirán en diciembre.La elección del ciudadano en las urnas, en este más que complejo contexto, definirá el camino a seguir en un momento en que en el país, como en la región, hay logros que defender tanto como distorsiones que corregir y componer. Conviene no olvidar, rescatar y mantener que, a través del voto popular, a conciencia, se produce la acción transformadora de la política en democracia.




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