Mientras almuerza un estofado de pollo, con sus manos envuelve en un plástico negro las paletas de un ventilador y con sus ojos recorre un ángulo, el suficiente que permita proteger y reconocer la mercadería que pertenece a su puesto. Pablo Vega es avezado. Le enseñaron los más de 50 años en los que permanece firme en su local del Mercado Modelo “La Placita”. Conoce la realidad del comercio como a la palma de su mano, porque se incorporó a la actividad allá por 1962. Tenía una despensa en las inmediaciones de la calle Buenos Aires y Roque Pérez, cuando en esa zona se empezó a gestar este nuevo movimiento comercial con gente que ya por aquel entonces traía mercaderías desde el Paraguay.Se entusiasmó con la idea y de a poco abandonó lo suyo para pasar a formar parte de estos nuevos emprendedores. Transcurrió un tiempo y se trasladaron con el comercio a las inmediaciones de la vieja usina, en Roque Pérez y Polonia. Y cuando tomó forma el esqueleto de lo que es el actual edificio comentó, "nos mudamos para este lado y seguimos trabajando. En los inicios se vendía mucha verdura que se traía del paraguay, que incluía tomates, naranjas, bananas y ‘yuyajes’".En los comienzos fue testigo de como se fueron incorporando los más de 200 locales y de la época floreciente de las villenas, que por estos días quedan muy pocas. "Esta estructura se inauguró en 1962 y hasta acá venían las villenas con los productos, que pasaban en lanchas. En realidad hacían intercambio, traían para acá y como ocurre en la actualidad, al regresar se llevaban harina, aceite y otros comestibles. Ahora tenemos los conocidos como ‘pasadores’ que son los que nos proveen de los distintos artículos", comentó. A su entender, "era una fuente de trabajo para personas de bajos recursos. Al principio era para frutas y verduras, y arriba estaban las tiendas. Acá venían muchos vecinos de populosos barrios como Villa Blosset, Villa Mola y hasta la Bajada Vieja, que buscaban las verduras frescas que traían desde el Paraguay y también de esta zona. Había una variedad de productos como sucede ahora en la feria franca". A pesar de su edad Vega sigue pasando muchas horas en su puesto, alrededor de doce por día. Es que "uno se acostumbra. Vengo a las 7 u 8" y regresa a su casa del barrio A 3-2, después de doce horas de permanencia. Confió que hay clientes que van, otros que vienen, y otros tantos que desaparecen. Pero las jornadas más fructíferas son cuando vienen muchos turistas aunque los clientes de la zona suelen dejar buenas divisas en La Placita, que tiene "fama" por los precios módicos. Es para la Navidad que el comercio se revoluciona.Atender en la calleConsideró que en la zona de frontera "hay siempre problemas por el tema del cambio y por la misma actividad. Se lleva mucho para allá, por ahí se trae mucho para acá. Desde 1954 estoy en frontera, sé como funciona".Recordó con tristeza los tiempos en que buena parte de los locales fueron diezmados por el fuego. "Fue una época en la que pasamos mal. Tuvimos que trabajar un año en la plazoleta y en la calle bajo unas carpas. Mi local no se destruyó por completo pero perdí muchas cosas. Fue una pérdida económica muy grande para nosotros, sin ninguna duda. Fueron momentos tristes pero seguimos trabajando. Nos dijeron que se iba arreglar todo y se quedó en palabras. Y sigue siendo una incertidumbre. Algunos dicen que se va a arreglar, otros que no", manifestó, mientras seguía envolviendo el encargo que permitirá aplacar el calor en alguna vivienda.Aseguró que en el rubro hay mucha competencia pero como comerciante honesto y de muchos años, asesora y brinda toda la garantía como en cualquier comercio, aunque considera que "las cosas de electrónica son impredecibles. Entre 1980 y 1990 comenzó el auge de la electrónica y actualmente es medio general. En la electrónica es todo adelanto, enseguida quedas atrás".Vega es padre de seis hijos y dos de ellos, Pablo y Gustavo, siguen sus pasos. "Cuando dejé la despensa, fui cambiando, probé hacer otras cosas. Ahora me quedé quieto por la edad, no sé si es mejor pero significa menos sacrificio. Pienso seguir trabajando aunque estoy esperando a la nueva generación pero no se mueve mucho", dijo, entre risas.




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