La más reciente, la que encabezó el matrimonio clossista de la diputada Noelia Leyria y el secretario privado del Gobernador, Miguel Onetto, que entregan tanques de agua con el nombre del último que busca la intendencia de Garupá. Pero, en 2011, la propia Leyria había llevado a la práctica la misma metodología que la acercó a pocos votos para sentarse en el sillón comunal. ¿Cuál fue la respuesta de la legisladora, molesta con la publicación? “El diario PRIMERA EDICIÓN pregunta de dónde sale el dinero, sale de nuestros sueldos es la manera que siempre hicimos política. El que critica que saque plata de mi bolsillo por pagar un tanque de agua no sabe lo que es vivir sin agua. Eso es hacer política transformar la realidad del pueblo”, aseguró.Siendo parte del Gobierno, habiendo tantos organismos con presupuestos importantes, ¿será necesario “transformar la realidad del pueblo” con una leyenda electoral pegada en los tanques, entregados en un acto de campaña? Si los mueve la solidaridad, la función pública, deberían hacer de estas entregas de tanques de agua una expresión silenciosa, apartidaria.La foto de entregas clientelares como esta son tan repulsivas como las de candidatos que se sacan una foto entregando una bolsa de comida, un colchón, ropas a personas indigentes que esperan cada campaña para que pasen los postulantes a un cargo a dejarle la prebenda. Especialmente cuando la función del Estado presente debiera ser la atención constante de esta población más carenciada como la creación de puestos de trabajo que hagan digna la obtención de recursos para alimentar una familia.Algún día llegarán las campañas donde los candidatos junten votos por sus propuestas, por sus acciones, por su trayectoria sin necesidad de ninguna acción clientelar.





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