Cuando llevamos a alinear las ruedas de nuestro coche, lo que estamos haciendo es coordinarlas para que el auto pueda avanzar adecuadamente y su andar sea sereno. Del mismo modo sucede cuando alineamos nuestra energía con los ángeles, al hacerlo te armonizas con él y obtienes una buena comunicación.La alineación te lleva a un estado más abierto, aunque concentrado; estás más suelto, en un estado de relajada conciencia como el atleta, quien necesita estar suelto para jugar, ya que la tensión dificultaría su desempeño.Para comunicarse con los ángeles es necesario adquirir ese estado de relajación para oír sus voces.De niños muchos de esos amigos imaginarios, que alguna vez tuvimos, con quienes compartíamos nuestros secretos y las esperanzas más grandes, es casi seguro que fueran ángeles. En ese momento nos parecía tan natural e incuestionable nuestra relación con los ángeles, que por eso se dice que los niños por su inocencia y pureza están en un contacto angélico más fluido. Es sumamente útil recordar a ese niño espontáneo, expansivo, consciente del Dios que llevamos adentro.El niño interior está lleno de maravilla y deleite que saluda a los ángeles con naturalidad, sin esfuerzo. No está herido, nunca lo estuvo. Está indemne y no tiene miedo, es la más pura destilación de la esencia de tu alma.Para sintonizar Cierra los ojos y siente esa parte de ti que nunca dejó de creer en los ángeles. Invita a ese lado a jugar juntos en esta gran aventura. Trabajar consciente y alegremente en: expandir los sentidos. Como los ángeles viven en un estado permanente de conciencia expandida, la mejor manera de alinearnos con ellos es hacer lo propio.Todo el tiempo estamos recibiendo innumerables estímulos externos, al ser tanta la información nos resulta muy difícil clasificarla, nos cerramos y seleccionamos nuestras experiencias. Si respondiéramos a TODO, nuestros circuitos se sobrecargarían y por este motivo hay personas que se pasan la vida en un estado de semi inconsciencia. Como cuando comemos algo estando resfriados, con la nariz tapada, no percibes el sabor ni el aroma, con lo que se pierde el disfrute.Adquirir una mayor conciencia sensorial acentuar el placer en lo que hagas resulta fácil y divertido. Por ejemplo, la próxima vez que escuches música ábrete a la posibilidad de visualizarla, sentirla y hasta degustarla.Pon tu CD favorito (el que sea). Regula el volumen tan alto como lo permitan tus vecinos. Acuéstate en el suelo y percibe las vibraciones en tu cuerpo. Cierra los ojos y observa qué colores o imágenes aparecen. Diferentes fragmentos tendrán formas distintas o te causarán sensaciones diversas.Déjate llevar, sabiendo que estás creciendo en armonía y sensibilidad.Disfruta… juega a suponer que puedes degustar la música: ¿a qué sabe?, ¿a helado?, ¿a ensalada de lechuga?, ¿a una comida favorita? Percibe, saborea, registra…La próxima vez que admires algo bello, ya sea una pintura, un coche nuevo y reluciente, ábrete las posibilidades de escuchar sus sonidos y oler su fragancia y degustar su sabor…Si pudieras traducir a sabor lo que ves sería ¿dulce o agrio?, ¿salado o picante? Si pudieras tocarlo, palparlo ¿sería liso o rugoso, suave o áspero, a qué olería? siente… Deja que estos ruidos, aromas, imágenes y sabores, también las sensaciones, te lleven a otros reinos de ensoñación, de síntesis y nueva apreciación.La próxima vez que comas algo, cierra unos segundos los ojos y olfatea bien. ¿A qué te recuerda? ¿es potente, suave, áspero? Disfruta.Colabora: María Ysabel [email protected]én en FB.Tel. 376-4275189





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