Dharana y Dhyana. Hacer que la mente se tranquilice y que los sentidos queden absorbidos en ella indica un importante logro en la práctica del Yoga, pero no es el mayor objetivo sino un gran paso, como señala Krishnamacharya en su explicación de los Yogasutras de Patanjali. Ahora hay que acceder al sexto grado del Astanga, que es DHARANA o concentración, cuando la mente sosegada se focaliza en un objeto específico, “en un solo punto.”Varios estudiosos del tema coinciden en que, debido a los avances tecnológicos, los medios de comunicación y las redes en gran medida se tornan en simple distracción que nos aparta de “la realidad viviente, del ser profundo, de la parte intangible de la existencia humana y del cultivo de valores superiores”, como expresa Zita Rajhasvara, quien lamenta que en muchos casos se debilita la capacidad de discernimiento, de creatividad, de protagonismo; se carece de ideas propias y “las decisiones que debieron partir siempre de adentro hacia afuera, se ven hoy influenciadas y hasta anuladas desde el exterior. Dejamos de manejar la realidad y hasta de crearla, para ser manejados y hasta creados por la realidad circundante.”Advierte dicho autor que el debilitamiento de la cualidad de concentración puede llegar a producir trastornos psicofísicos, por un lado, y por otro, el fenómeno de masificación operado por el entretenimiento superficial “se comprueba y contrasta con la admiración que producen las grandes almas hoy día, que sencillamente han cultivado la profundidad natural de su ser. Si mayoritariamente supiésemos concentrarnos, nuestra civilización podría evolucionar cualitativamente.”Para ello es necesario ejercitarse y… lo hacemos en nuestra práctica, en la colchoneta, en la hora del ahora, sintiendo que tanto el armado de un ásana como el proceso de un pranayama requieren concentración y la favorecen a la vez. Está presente todo el tiempo. Sabemos que cultivando la concentración podemos apartar temores, maximizar el rendimiento en las actividades y desarrollar nuestras facultades. Pero también sabemos que no es la finalidad última del Yoga, sino una etapa fundamental hacia la Meditación y el Samadhi.Con ese propósito, el sabio Vyasa especifica que la concentración se realiza normalmente “en el loto del corazón, en la luz de la cabeza o en el nasikagram”, que es “el nacimiento de la nariz” (entrecejo), asiento de la visión espiritual, y no “la punta de la nariz” como erróneamente se ha interpretado ese término procedente del Bhagavad Gita, según lo aclara el Maestro Yogananda.Y llegamos al séptimo grado del Astanga: DHYANA o Meditación, que Patanjali define como “una corriente de pensamiento unificado”. Ramiro Calle señala que “lo principal en el yoga es la meditación, fundamento de todos los sistemas, pero no debe ser orientada hacia el intelecto, la mente, el subconsciente o el ego, sino hacia el Testigo de todos ellos: PURUSHA, ‘el Residente’, el maestro interior, la conciencia que mora detrás de la mente como testigo (SO HAM )”. Sin entrar todavía en asuntos más profundos, “la meditación es el método más válido para estar en ti mismo”. Namasté.Colabora: Ana LabordeProfesora de [email protected]





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