Misiones es cuna de grandes profesionales que hoy están en diferentes partes del país y del mundo. Acheli Panza es uno de ellos. Nació en Posadas y reside en Buenos Aires. Escribió su primer libro y lo comparte con nosotros gracias a la red social de Facebook nos comunicamos con ella luego de leer su libro Santoral con historias ¡fantásticas! Sentí escalofríos mientras el suspenso me obligaba a seguir leyendo. Me hizo acordar a Horacio Quiroga en su Almohadón de Plumas y no sé mucho por qué, porque no es ese tipo de terror o de miedo, pero el sentimiento fue similar. Pero hablamos de Acheli primero quien nos dijo que “Santoral” fue editado por Blatt&Ríos, “una editorial independiente de mucho prestigio”. Un libro de cuentos: el primero Santoral, narra la vida de la protagonista contada en primera persona quien va completando el santoral del día. Luego viene Andresito, un cuento bien misionero y en este quiero dejar sentado que no lo puede leer una persona impresionable. Luego El Pelirrojo, con matices fantásticos. Talavera; un cuento que se desarrolla en el río y por último “la vuelta de Andresito” que busca darle un desenlace a la historia. AutorretratoSoy misionera, nací en 1974. Mis padres, mis abuelos, mis tíos son misioneros. La familia de mi mamá es de Buenos Aires. Yo soy la segunda de tres mujeres. Nací cerca del río, cerca del Cerro Pelón, del Puerto; la tierra roja corre por nuestras venas. Mi abuelo, mi tío y mi papá eran pescadores y los fines de semana nos trasladábamos a una casa a orillas del río. Mi abuela nos reunía para contarnos cuentos de “miedo”, como decía ella. Mi abuela Maruja, “Lela” para nosotros, sus nietos, era una gran contadora de cuentos. Yo rescato esa voz cada vez que escribo.Escribo con total libertad y también con un cierto grado de irresponsabilidad que me divierte mucho y que me ha permitido encontrar mi propio registro. Esa voz que es la musiquita necesaria para contar.Del amor familiarMi infancia ha sido un momento de enorme felicidad. Mis padres: Silvia y Rody; mis hermanas Mariela y Florencia; mis abuelos Francisco y María; mis tíos, mis primos, todos. Crecí en una casa rodeada de familia. Me criaron transmitiéndome el amor y el respeto a la provincia, a la tierra, al río. Rilke decía que la única patria que tiene el hombre es su infancia, mas aún si ha sido tan dichosa uno puede volver siempre a esa libertad, a esas voces, a esa imaginación.A pesar de que hace más de 22 años que vivo en Buenos aires, aquí he formado mi familia, vivo y trabajo, siempre vuelvo a Misiones. Vuelvo a visitar a mis padres y a mi hermana que vive en Oberá. Cada vez que vuelvo también reactualizo todos los recuerdos, las aventuras y los recuerdos.La escritoraSi bien su profesión es la de licenciada en Psicología, Acheli cuenta que empezó a escribir hace cinco años y tuvo la enorme fortuna de cruzarse con un gran maestro, Damián Ríos, y advierte “mirá qué apellido, justo”. Damián es también uno de los editores de Blatt&Ríos, quien “me habilitó siempre para que escriba con total libertad, para que mi escritura fuera creciendo hacia el lugar que me llevaba sin ninguna atadura más que ser fiel a lo que yo quería contar. Creo que eso se verifica en lo que escribo. Todo lo que escribo se relaciona con aquello que me conmueve, que me hace preguntas. Son temas recurrentes a los que trato de darles una respuesta, que nunca se termina de cerrar.Referencia EnieEn Buenos Aires, el libro tuvo buena aceptación y fue reconocido por varios medios, uno de ellos es la revista http://www.revistaenie.clarin.com/ Rescatamos algo de lo que dice: Entretanto, los mensajes de su voz interna le recuerdan su pasado y la alertan sobre su futuro. “Santoral”, atrapa por el manejo del suspenso y por el horror que se esconde detrás de la rutina doméstica.En “Andresito” y “La vuelta de Andresito”, textos independientes que comparten el personaje central, cuenta la historia de un niño con “retraso madurativo severo” nacido en un poblado de Misiones, en el seno de una familia numerosa y maltrecha. El primer relato es tan breve como asfixiante: suma pobreza, zoofilia, incesto y la violencia más cruda remiten, sin dudas, al universo de Horacio Quiroga. El efecto de “La vuelta…” consiste en dar al lector un poco de aire fresco y panorama de buenaventura: ante tanta tragedia, una buena médica se hará cargo de Andresito y lo llevará a su casa para formar una familia feliz. En Posadas se consigue, ¡no se lo pierdan!





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