Desde hace dos años, ambas embarcaciones permanecen sobre el río Paraná, a la altura del nuevo puerto, en Nemesio Parma, amarradas con una frágil soga y otras cuerdas metálicas, corroídas por el paso del tiempo. Luego que la noticia del naufragio, ocurrida tras el temporal del miércoles por la noche, copara los medios y las redes sociales, autoridades provinciales aseguraron que trabajan para reflotar al castigado otrora medio de transporte entre Posadas y Encarnación. Fue el director administrador del Ministerio de Turismo de Misiones, Ricardo Bondarenco, quién manifestó a los medios de prensa que el Ezequiel Ramos Mejía “sufrió una rotura en el casco que lo sacó del nivel de flotación” y que "el oleaje y la poca profundidad contribuyeron a la rotura que ahora se buscará reparar". El funcionario explicó que la intención “es terminar la reparación con la intervención de los buzos y ubicarlo al lado del Roque Sáenz Peña, que ya se encuentra sobre tierra”. Pero lo llamativo del caso y el interrogante que se plantea en buena parte de la comunidad que reafirma la necesidad de recuperar este patrimonio de los posadeños es ¿por qué se llegó a este extremo, de permitir que el ferry naufrague, para empezar con las tibias tarea de mantenimiento? Siendo que nunca debieron haber cesado hasta tanto se defina su destino. Pero no son solamente las filtraciones las que agravan a diario la situación de los ferrobarcos. El bamboleo que producen las olas, que muchas veces se levantan furiosas, hacen que estas moles golpeen entre sí y se terminen dañando aún más. Desde que quedaron fuera de servicio y en concordancia con la idea de renovar el paisaje costero, los ferrys se transformaron en un estorbo para las autoridades. Algunos empresarios vinculados a la navegación tuvieron intenciones de preservarlos cuando apenas dejaron de prestar servicio y los ubicaron a la altura del puerto viejo. La cota de la EBY aún no había subido cuando se hablaba de colocar un par de vagones sobre las embarcaciones y así explotarlos en la parte gastronómica. También se mencionó la posibilidad de concesionarlos e incluso de instalar un vagón cine. Posteriormente todo intento se apagó y como para evitar que algunas de estas fabulosas propuestas se concreten, los alejaron definitivamente del entorno y de su gente, remolcándolos hasta Nemesio Parma. Haberlos llevado a ese lugar “es una desidia. No se lucen como parte de la historia de la provincia sino que están en el olvido, abandonados”, sostuvo Analía Colazo, la hija del exjefe de Zona Fluvial Posadas, Sixto Ramón Colazo, que como los hijos de los camaradas de su padre pasó buena parte de la infancia sobre estos colosos, y por eso los conoce y defiende tanto.“Me parece que la provincia debe dar un mayor cuidado a su patrimonio porque muchos desconocen su historia. Los ferrys son únicos en el mundo y cumplirán 104 años el 18 de octubre. Me parece una falta de respeto lo que están haciendo”, insistió.





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