La cerámica es un material noble que se presta a dejarse crear a partir de tus manos, así Rosana Romero le da forma a los más variados objetos que en la Expo Mujer fueron muy elogiados por todos, tanto que recibió el Segundo Premio de entre tantas expositoras. Rosana es ceramista de profesión, estudió en Buenos Aires ocho años con una de las más prestigiosas ceramistas. Eso la llevó a convertir su hobby en su empresa y su fuente de trabajo. En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, la artista contó que “al principio aprendí a moldear la cerámica porque quería hacerme mi propia vajilla. Cuando iba creando, a mis amigas les gustaba y comencé a hacer para ellas, luego me pedían y surgió”. Claro que no siempre vivió de esta labor, pues recuerda que hizo “de todo” y lo último que estaba haciendo para ganar dinero fue “cocinar para una empresa, realizando las viandas”. Fue en la Escuela de Comercio donde aprendió bases para manejarse bien con el dinero y los gastos. Luego de terminar la secundaria viajó a Buenos Aires a estudiar Diseño de Interiores, pero no terminó esa carrera, pues descubrió que su pasión estaba en otra cosa. Ya avanzados sus estudios de ceramista y al ver que podía ser un buen emprendimiento esto de crear cuenta que pidió “un préstamo al banco de la Casa de la Mujer y me dieron para comprarme el horno. Trabajo en mi casa, soy bastante madrugadora y desde que me levanto estoy creando. Siempre que puedo estoy en las ferias, en las expo de diferentes lugares. Sigo viajando a Buenos Aires donde también presento mis trabajos”. Rosana explica que su futuro es seguir creando, “siempre estoy innovando, viendo la moda en la ropa y los colores, las formas que se usan. No hay que hacer siempre lo mismo porque la gente se cansa. Me encanta crear la vajilla de forma individual, me gusta que me pidan y no hacer a granel todo igual. No quiero poner un local por eso, para poder hacer siempre algo diferente”. Pueden tener platos, fuentes, macetas y hasta le piden las bachas para baños. Al ver sus trabajos de diseños rústicos, aunque modernos y delicados, de un gusto exquisito, se la puede imaginar moldeando como en la mítica película en la que tan sensualmente Demi Moore trabaja mientras el fantasma de Patrick Swayze la acompaña, ella se ríe y dice: “Me falta el fantasma”. Seguramente estará por llegar, pues ahora que es mamá de dos varones ya profesionales, tendrá un poco más de tiempo para ella. Aunque el trabajo que es su pasión también le demanda mucho tiempo, pues mientras la entrevistábamos se preparaba para viajar a Puerto Iguazú para participar en la Feria de Artesanías del Mercosur. Es más, contó que durante la Expo Mujer vendió “muy bien, la verdad es que estoy muy contenta”.





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