Si bien todavía quedan tres fechas para el final del campeonato y en ellas enfrentar a dos grandes como Independiente (el próximo fin de semana en Santa Inés) y Racing Club de Avellaneda; Crucero del Norte comienza a escribir las últimas páginas de su experiencia en primera división, un paso, sin dudas, con sabor a poco, en una categoría que le quedó grande (al menos en esta primera oportunidad) por varios motivos.Llegar a Primera no fue fácil y Crucero lo logró en un lapso de doce años, desde que decidió allá por 2003 incursionar en el fútbol de campo de la Liga Posadeña de Fútbol; luego de una larga trayectoria en el fútbol de salón.Lamentablemente, de los diez equipos que a finales del año pasado ascendieron para disputar el torneo de 30, ideado por Julio Grondona, Crucero es el primero que sufrió el descenso, tras atravesar una racha de nueve derrotas consecutivas, que terminaron sepultando la ilusión del hincha, de los propios jugadores y de los dirigentes.Más allá de este trago amargo que significa perder una categoría, nadie podrá quitarle a Crucero del Norte la chapa de ser el primer equipo misionero en jugar en la principal categoría del fútbol del país. La historia dirá que enfrentó por los puntos a San Lorenzo, a River, a Boca, a Vélez, a Estudiantes y que todavía le queda medirse con Independiente, Racing, para cerrar un año soñado, más allá de la bronca que todavía perdura al concretarse su vuelta a la B Nacional.En este año, de buenas y malas, Crucero no pudo amoldarse a una categoría exigente, muy diferente a las demás, que supo superar en años anteriores. Muchos problemas pasaron durante la campaña y terminaron acostando a un equipo que terminó de perder el rumbo hace varias fechas atrás.El cambio de técnico (se fue Gabriel Schurrer y llegó Sebastián Rambert) y la rescisión de varios contratos sobre la marcha fueron algunas de la manchas que le quedarán a este equipo y que seguramente serán analizadas al final de la temporada. Pero lo que más dolió, sin lugar a dudas, fue haber llevado la localía del partido más importante (frente a River Plate) a Resistencia, a más de 300 kilómetros de distancia de donde tendría que haberse jugado.De más está decir que el Colectivero tiene uno de los presupuestos más bajos del mercado y que prefirió mantener las cuentas a salvo, con un plantel prácticamente sin figuras, que lo fue sintiendo en momentos donde necesita de un jugador referente para tranquilizar o para liderar dentro de la cancha. Se podrá recriminarle muchas cosas a Crucero del Norte, pero el manejo de la institución no cambió y siguió de la misma manera que en sus inicios. Quizá faltó tacto, una apertura diferente en esta categoría nueva para todos, pero de los errores se aprende y seguramente el club habrá aprendido como manejarse frente a los grandes equipos del país.Quedará entonces esperar el final y el inicio de una nueva etapa a partir de 2016, en la que seguramente Crucero del Norte intentará volver a Primera.Por Mario Alcaraz (PRIMERA EDICIÓN)





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