L as irregularidades detectadas en las elecciones tucumanas del domingo pasado, partiendo del escándalo por la quema de 42 urnas, provocaron un veloz reacomodamiento en la escena electoral que le permitió a la oposición, tras la represión policial que siguió a las protestas en la Plaza Independencia de la capital tucumana, rearmar su estrategia, buscando desandar la derrota sufrida a manos del candidato oficialista Daniel Scioli en las Paso.Pese a que el domingo en Tucumán el kirchnerista José Manzur se ubicó 14 puntos arriba del radical José Cano, candidato de un frente que unió al macrismo, el Frente Renovador de Sergio Massa y otras fuerzas de oposición; y aunque se descuenta que el escrutinio definitivo, que se cerraría alrededor del 15 de septiembre, confirmará los resultados del conteo provisorio, Cano insiste en denunciar un supuesto fraude favorable al oficialismo. Sobre esa base, que coloca a la sospecha en el lugar de los hechos -pero que se sustenta en irregularidades reales y en una jornada represiva que impactó con fuerza en todo el país-; el jueves los tres presidenciables mejor posicionados de la oposición, Mauricio Macri (Cambiemos), Sergio Massa (UNA) y Margarita Stolbizer (Progresistas) se reunieron por primera vez después de las Paso, posando para la foto de un inesperado gesto de unidad. Escoltado por los candidatos y una nutrida falange dirigencial que incluyó a Hermes Binner y a los senadores radicales Julio Cobos y Ernesto Sanz, Cano reiteró el jueves su reclamo por el supuesto fraude mientras que Macri, Massa y Stolbizer, en diferentes tonos, clamaron contra la falta de transparencia y los excesos “feudales” en distritos manejados por el kirchnerismo.A la vez que no negaron que los sucesos de Tucumán ayudaron a redefinir sobre la marcha las relaciones entre los líderes opositores, resentidas por la larga batalla de egos previa a las primarias del 9 de agosto pasado. Aunque Stolbizer se encargó de precisar que su presencia no supone una cercamiento en términos electorales a Macri o Massa, alejados desde lo ideológico; la conferencia de prensa trajo a colación los intentos previos de firmar un acuerdo sobre una agenda común de “políticas de Estado”, postura que en su momento la dirigente del GEN había considerado una consecuencia lógica de los acuerdos habituales en el ámbito legislativo.La reunión de los jueces federales que integran la Cámara Nacional Electoral con el titular de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, a quien los magistrados entregaron una nota candente con sus cuestionamientos al sistema electoral actual; le dio un marco institucional al reclamo opositor. Los jueces aclararon que no comparten la idea de una modificación de aquí a octubre del sistema electoral, pero aún así el tema genera preocupación en el kirchnerismo. En base a la fuerte repercusión del escándalo en Tucumán, primero diferentes dirigentes de oposición pidieron cambiar las reglas electorales ya en octubre -incorporando el voto electrónico- pero luego, aparentemente después de conversaciones privadas entre Macri y Massa- reformularon la propuesta, anunciando un cambio para las elecciones legislativas de 2017. El reclamo por transparencia aparece así, como nuevo leitmotiv de la campaña hacia octubre. Genio y figuraEn este escenario, que ya anuncia un nuevo capítulo de protestas y reclamos en las elecciones de la provincia de Chaco, las últimas del calendario antes de la cita final el 25 de octubre, el kirchnerismo parece haber retrocedido en términos de iniciativa y, aunque se mantiene la perspectiva de una victoria de Scioli, se profundiza la incertidumbre respeto a la posibilidad de que obtenga la cantidad de sufragios suficiente como para llegar a la presidencia en primera vuelta. De no ser así, hay coincidencia en que -en el espectro opositor-, Macri sería el más probable beneficiario; ingresando al ballotage, dado que el reclamo por mayor transparencia institucional y cuestionando la cultura de clientelismo político forjada durante la etapa de hegemonía de los grandes partidos nacionales, propio del imaginario democrático de clase media, se expresa con claridad en las propuestas del PRO. El nuevo escenario de unidad, en la medida en que se afiance en los menos de cuarenta días que faltan para las elecciones, parece iluminado por las luces amarillas del macrismo que ya en las Paso se instaló en primera fila de la oposición, en tanto que complica los tantos a Sergio Massa. Este, sin embargo, insiste en negar la polarización electoral y no descarta que un posicionamiento en el ballotage le sirva para recomponer alianzas en el peronismo tradicional. Desde el kirchnerismo, a su turno, un coro de voces que incluyeron al jefe de Gabinete Aníbal Fernández y al ministro de Justicia Julio Alak, entre otros, descartó por “descabellada” la propuesta de cambiar las reglas ya en estos comicios y rechazó las denuncias de fraude adjudicándolas a la derrota en las primarias. Queda en pie, no obstante, el gusto amargo de un triunfo opacado por el escándalo. Cruces sin destinoA nivel provincial, donde no se vieron señales de un impacto significativo en la trama política del escándalo en Tucumán, al punto que el tema no mereció siquiera el clásico proyecto de declaración de la oposición en la sesión legislativa del jueves; en la semana se profundizaron las divisiones en el arco opositor, si cabe el concepto, y salvo un giro de último momento, difícilmente se concrete el frente amplio que fue objeto de intensas conversaciones en el último año. En el oficialismo, afirman que la victoria de Passalacqua en octubre no corre peligro a causa de los buenos resultados de las primarias, pero también por la errática política electoral de la oposición, aunque en el análisis no vuelcan datos como el descontento que genera en sectores medios, especialmente en Posadas, la ausencia de una política razonable frente a las demandas de los docentes, que el gobierno de Maurice Closs se empecina en deslegitimar- por tratarse de gremios minoritarios, desconociendo su creciente impacto en el sector educativo y, potencialmente, en la propia escena electoral. Novedosa resultó, en tanto, la pirueta del diputado Héctor Bárbaro, que fue candidato a diputado nacional en las Paso, pero ahora decidió ir por la Gobernación, no se sabe si privilegiando el objetivo de afianzar la fuerza provincial que preside y reforzar el bloque legislativo; o por el resultado de las primarias. El escándalo en el centenario partido, en este sentido, se expresa, precisamente, en acusaciones mutuas de supuestos acuerdos de Puerta y la renovación a dirigentes del radicalismo, especialmente exponentes de la vieja guardia que, hoy por hoy, pierden progresivamente terreno frente a una nueva pléyade dirigencial, todavía incipiente. Las críticas y sospechas respecto a la
actuación controversial y funcional a la renovación de Damiani al frente del partido no son nuevas. Sí sorprendieron, en cambio, las versiones sobre que la resistencia de los diputados Gustavo González y Germán Bordón a aceptar que el primero resigne su candidatura a gobernador y facilite por esa vía un amplio acuerdo opositor, fueron incentivadas por Presidencia de Cámara. Por vía de estos dimes y diretes, pareciera que el centenario partido dilapidó la recuperación del año pasado e hipotecó severamente su futuro electoral en la provincia.





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