PUERTO RICO. Joven mamá contratada por la Municipalidad de Puerto Rico para tareas de limpieza dio a conocer su difícil situación familiar y la insensible respuesta que obtuvo del intendente, Federico Neis, cuando fue a pedir su ayuda y comprensión. Laura Brand tiene un bebé de un año y cuatro meses, Leonel, que sigue un estricto tratamiento en el hospital Garrahan porque sufre una patología cardíaca (comunicación interauricular) y presión pulmonar elevada. Además, la joven transita el tercer mes de embarazo y, debido al riesgo de perder el bebé, cuenta con certificado médico prohibiéndole hacer tareas que impliquen un esfuerzo físico excesivo. Pese a haber presentado el certificado en su trabajo, Laura debió seguir cumpliendo la tarea de limpieza de espacios públicos (entre estos el Salón de Cultura, Paseo Mi Solar y el cine San Martín) sin ningún cambio de agenda e, incluso, según cuestionó su esposo César Duarte, con mayor exigencia pues también la llamaron para hacerlo durante el fin de semana. “Nos dijo que aguantara”Por ello, la pareja pidió hablar con el intendente Neis para explicarle la situación que atraviesa. Hace muy pocos días que César consiguió trabajo como remisero pues estaba desempleado. Por todo ello, días atrás se reunieron con el jefe comunal y le solicitaron que considere la situación familiar. Por un lado el delicado estado de salud de la mujer, que cuenta con certificado médico que le imposibilita desempeñar tareas forzadas porque ha comenzado con pérdidas por el embarazo; y por otro lado el delicado estado de salud del pequeño Leonel que necesita una atención permanente por parte de su madre. En ese momento, César aún no tenía trabajo por lo que le solicitó la posibilidad de que lo emplearan, al menos hasta que la situación familiar mejorara. Sin embargo, lejos de encontrar comprensión, la familia se llevó una gran decepción. “Salimos peor de lo que estábamos, porque el intendente lo primero que le dijo a mi señora fue que ya es bastante grande para cuidarse y no volver a quedarse embarazada. Y en cuanto a la posibilidad de que me dé trabajo, me dijo que en el corralón no puede poner personal porque el Concejo Deliberante no le permite, así que mi mujer va a tener que ir a trabajar hasta donde aguante”, contó César a PRIMERA EDICIÓN. Laura trabaja todos los días desempañando tareas de limpieza por la mañana y la tarde, dependiendo de las actividades. “Antes de trabajar en la remisería, iba a ayudarla porque ella no puede con todo, pero ahora que estoy con este trabajo ya no puedo hacerlo. Entonces estoy pagando por hora a una señora para que la ayude porque tengo mucho miedo de que le pase algo a ella o a mi bebé que viene en camino”, expresó Duarte quien teme que su esposa sea despedida, pero no puede arriesgar su salud y la de su niño por nacer.





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