POSADAS. Eran las 7.20 del lunes 6 de agosto de 2012. Minutos antes una docente había salido de su casa rumbo a la escuela, como lo hacía todos los días. Sin embargo, jamás olvidaría esa mañana. Es que cuando cruzó con su automóvil en inmediaciones a la zona portuaria de Santa Ana, se topó con un macabro cuadro. Una adolescente yacía a la vera de la ruta provincial 103, evidentemente sin vida. La maestra siguió su camino y desvió su recorrido habitual hacia la comisaría del pueblo. Sin saberlo, la testigo conformaría parte del negro y triste prólogo del expediente por el atroz crimen de Miriam Celeste Valiente, una jovencita que tenía 13 años cuando le cegaron la vida, de una manera horrenda. Al acudir a la escena y a prima facie, los efectivos pensaron que probablemente la menor había sido víctima de un accidente de tránsito, quizás atropellada por un vehículo y abandonada por un inescrupuloso conductor. Es que estaba apenas a metros de la mencionada carretera. No obstante y con el correr de los minutos, esa teoría se desvaneció, para dar lugar a una horrenda realidad. Por indicios -como ser el hallazgo de lesiones en distintas partes del cuerpo-, se estableció que la chica había sido abusada sexualmente y asesinada a golpes en la cabeza con una piedra. Un homicidio brutal y para nada frecuente en el tranquilo municipio de Santa Ana comenzó a movilizar un enorme grupo de uniformados tras la búsqueda de él o los autores. Por fortuna, la investigación policial-judicial arrojó resultados con mucha rapidez. En base a los testimonios aportados por una veintena de testigos, se pudieron reconstruir las últimas horas de la víctima. De esta manera se supo que el día anterior, es decir el domingo 5 de agosto, la madre de Miriam -de 32 años- le encargó que compre algunas mercaderías en un comercio cercano. Sin saberlo, la mujer habló por última vez con su hija. El reloj marcaba las 19 de ese mismo día. A un costado del cadáver de la adolescente los pesquisas encontraron una bolsita con huevos, su teléfono celular e incluso cinco pesos. Es decir que la jovencita llegó a cumplir el mandado que le encomendaron. Lamentablemente, al regresar a su domicilio se topó cara a cara con la muerte, o mejor dicho, con quienes de acuerdo a la Justicia, fueron sus asesinos. Pero, ¿qué ocurrió en el trayecto que hizo Miriam desde el comercio hasta el lugar donde la hallaron sin vida?Según se plasmó en los resultados de la investigación, un tío de la víctima, identificado como Milciades González, de 23 años y oriundo de Paraguay junto a un vecino olero de apellido Vallejos, de 47 años, fueron observados por varios testigos en compañía de la menor, en el atardecer del citado domingo. Para los pesquisas, estos individuos la interceptaron en el camino. Un dato no menor, es que un hermanito de ocho años de la adolescente la acompañó a buscar lo que le pidió su madre, pero regresó solo a la casa familiar, lo que indica que al parecer al chiquito no le pareció extraño y mucho menos peligroso que su hermana se encuentre con estos dos hombres, porque evidentemente los conocía. Uno de ellos era un vecino domiciliado a unos 500 metros de la escena del crimen y el otro era su tío, hermano de su propia madre. Para el niño, eran personas de confianza. El testimonio del chico fue incorporado en la causa a través del sistema de Cámara Gessell, al igual que los dichos de pobladores que vieron a los citados sujetos junto a Miriam. Evidencias La autopsia también tuvo su fundamental injerencia para hallar a quienes se cree, al menos una vez finalizada la instrucción de la causa, tuvieron la autoría del femicidio. Los forenses hallaron rastros de actividad sexual. En el terreno de las hipótesis, creen que Vallejos habría sido el primero en accederla carnalmente. La llamada madre de las pruebas por los funcionarios judiciales, es decir los cotejos de ADN, señalaron a este olero como implicado directo. Es que se halló el patrón genético del acusado en el cuerpo de la víctima. Mientras que el tío tiene en su contra, entre otros indicios, los cabellos que hallaron en las manos de la víctima, de una estructura morfológica similar a los suyos.Estas circunstancias terminaron de cercar las sospechas sobre ambos, incluso marcas de sujeción en las muñecas de la adolescente hacen suponer y avalan la teoría de que fue abusada al menos por dos individuos. Luego Miriam fue atacada a golpes con una roca. Prácticamente le destrozaron el cráneo. Un salvaje y demencial desenlace.En cuanto al elemento utilizado para darle muerte se supo que los peritos secuestraron en el escenario del homicidio una piedra de regulares dimensiones con manchas de sangre y cabellos. Se cree que el crimen fue perpetrado en los últimos minutos del día en que Miriam desapareció. Los sospechosos fueron detenidos al día siguiente del hallazgo del cadáver, y hasta la fecha continúan tras las rejas. A la espera del juicio oral Cabe agregar que en sede judicial los dos imputados cruzaron acusaciones, no obstante cuando habían transcurrido dos años y quince días de ocurrido el crimen, la causa quedó lista para debate oral y público. El juez de Instrucción 3 de Posadas, Fernando Luis Verón, al frente de la investigación, le dictó prisión preventiva a los acusados. Ambos afrontan cargos por los delitos de “abuso sexual con acceso carnal seguido de muerte”. En caso de ser declarados culpables, serán condenados a prisión o reclusión perpetua. En cuanto a la actualidad de la causa se sabe que está pendiente una apelación de la prisión preventiva por parte de la defensa de los acusados. Esto deberá resolverlo la Cámara de Apelaciones y quedará libre el camino para el debate, donde saldrá a la luz la verdad.Por ahora, y hasta que se haga Justicia, Miriam, quien tenía cinco hermanos chiquitos y residía en el seno de una familia extremadamente humilde, no descansará en paz.





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