PUERTO IGUAZÚ. Ángela Sánchez, la maestra de la selva, la principal defensora de la cultura mbya guaraní, falleció ayer en esta ciudad y dejó un legado de escuelas y reconocimientos que exceden los límites de las comunidades que ayudó. Fue una maestra que marcó la historia de la educación bilingüe en la provincia, según recordó el portal La Voz de Cataratas. Fundó en 1986 la escuela en la comunidad Fortín Mbororé, de la que fue directora. En 1993, inauguró la escuela aborigen de Yryapú, la comunidad guaraní lindante con el Parque Nacional Iguazú. Dueña de una visión innovadora, creó la “escuela al aire libre” o “escuela clandestina”, por lo cual fue duramente criticada, pero con el tiempo se transformó en objeto de estudio de antropólogos, sociólogos y estudiosos de las comunidades aborígenes de todo el mundo. Además, fue integrante de la Junta Histórica de Misiones. Se la distinguió por haber sido la primera “mujer blanca” que en la Reserva de Biósfera de Yabotí tuvo acceso y comunicación con los guaraníes que no tomaban contacto con el “jurua” (hombre blanco). Fue declarada, en el Día Internacional de la Mujer, “Mujer del año” en dos ocasiones, 1999 y 2001, por la Secretaría de Cultura y el Concejo Deliberante de Puerto Iguazú. También fue una habitual conferencista y asesora para proyectos con comunidades aborígenes.Fue una vivaz defensora de los derechos de los aborígenes, a quienes ayudó con tesón y dedicación por más de 25 años. “Les pido que se solidaricen con los hermanos mbya; que traten de impedir que en nombre del progreso se continúe persiguiendo, negando y eliminando a nuestros hermanos. Les pido que traten de conocer y respetar su cultura. Un mundo donde al comenzar cada noche, el chamán reza para despedir a Kuarachy (el sol), que es su dios, pidiéndole que al otro día tengan la dignidad de volver a mirarlo”, decía en alguna de sus últimas entrevistas.





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